En medio de la creciente tensión en Venezuela, grupos armados han tomado las calles, declarando su intención de derrocar al presidente Nicolás Maduro para hacer respetar el voto popular y los derechos del pueblo. Estas declaraciones, que se han viralizado en redes sociales, reflejan la desesperación y la ira de muchos ciudadanos ante lo que perciben como un fraude electoral.
«Se están metiendo con el pueblo que está reclamando sus derechos y ustedes se la están agarrando con ellos, ya nos estamos cansando de esta situación», declaró uno de los líderes de estos grupos en un video que rápidamente se difundió por las redes sociales. Sus palabras resuenan con el sentimiento generalizado de frustración y resistencia entre la población contra Maduro.
Otro miembro de estos grupos armados lanzó una amenaza directa: «Los vamos a dejar como un colador a esos malditos». Esta declaración, aunque extrema, subraya la gravedad del conflicto y la disposición de estos grupos a utilizar la violencia para lograr sus objetivos. La situación se torna cada vez más peligrosa.
Además de las amenazas, estos grupos han hecho un llamado a las fuerzas armadas y a las autoridades públicas del Estado venezolano. «Nosotros no queremos generar más violencia. Mi consejo es que escuchando al pueblo se atrincheren en sus comandos y dejen que el pueblo decida a quién poner y a quién quitar», expresó otro líder en un tono que intentaba ser conciliador, pero que claramente contenía una advertencia subyacente.
«Hacemos un llamado a las fuerzas armadas y públicas del Estado venezolano», continuó el mismo portavoz. «Esto es una advertencia y si no se atrincheran en los comandos vamos a usar todo lo que tenemos y vamos a empezar a lanzar ataques a los funcionarios. No toquen al pueblo, respeten su decisión». Estos grupos buscan evitar la confrontación directa con las fuerzas armadas, pero están dispuestos a recurrir a la violencia si no se respeta la voluntad popular.
Venezuela sigue paralizada y la gente no ha asistido a sus trabajos
La aparición de estos grupos armados ha añadido una nueva dimensión a la ya compleja crisis venezolana. Con un país sumido en una profunda crisis económica, política y social, la situación se agrava con cada nuevo acto de violencia y represión. Las calles de Venezuela, especialmente en las principales ciudades, se han convertido en escenarios de enfrentamientos y protestas casi diarias.
Organizaciones de derechos humanos y varios gobiernos han instado al régimen de Maduro a respetar los derechos del pueblo y a buscar una solución pacífica a la crisis. Sin embargo, con la creciente militarización de la oposición y la represión continua del gobierno, una resolución pacífica parece cada vez más lejana.