(Por Carolina Mena Saravia para El Intransigente).- La uva albariño es una cepa oriunda de Galicia. Se trata de una variedad de la cual se obtienen vinos blancos afrutados, frescos y vibrantes, que se conoce con el nombre de vino albariño. En nariz destacan notas a lima limón, y toques florales y minerales.
En una cepa específica no solo bastan las características generales, sino que también influye el terruño donde se cultiva, el clima y la humedad que otorgan una característica especial a cada sitio, teniendo en cuenta que su racimo no se caracteriza precisamente por ser de gran tamaño.
El Día Mundial del Albariño se celebra el 4 de agosto. Esta cepa es oriunda de Galicia, donde la cercanía con el mar le otorga una acidez especial, confiriéndole la frescura que la caracteriza, y un final persistente en boca.
El vino albariño, como buen gallego, es ideal para degustar con platos que se destaquen por los frutos de mar, almejas, mejillones, ostras. Un buen verano en la playa, seguramente, pide un plato fresco con un albariño a temperatura entre siete y diez grados.
Servirlo a una temperatura mayor podría significar la pérdida de acidez y la concentración de alcoholes le daría mayor intensidad disminuyendo el espíritu característico de la cepa. Por el contrario, hacerlo a una temperatura por debajo de los siete grados podría provocar que los aromas se anulen.
Orígenes de la cepa
La cepa albariño es originaria de Galicia. En materia de vinos quedaría el célebre dicho: “Todos los caminos conducen a Francia”, cambiando esta vez la ciudad de Roma en la frase, porque fueron los monjes de la Orden del Cister los que la importaron desde la región de Alsacia en Francia.
Debe su nombre a la palabra gallega “albar”, que quiere decir ‘blanco’, y su color es verde con tonalidades amarillentas. Su piel es gruesa, característica que la hace resistente a la humedad típica de Galicia.
Es precisamente en la región de Rías Baixas donde se produce, y por este motivo acuñó la denominación de origen. También se produce en diversas regiones de España y Portugal. En este país toma el nombre de “alvariho”, y se produce en la zona de “Vinho Verde”, al noroeste de Portugal, donde persiste la humedad y el clima es fresco. Contrariamente a lo que podemos pensar cuando traducimos la expresión al castellano, Vino Verde, hace referencia a vinos jóvenes, por el color. Aunque casi toda la producción de la zona se centra en vinos blancos, también cuentan los vinos rosados y tintos.
La región de “Vinho Verde” obtuvo su denominación de origen controlada (DOC) en el año 1908. Su origen se remonta a la conquista romana, porque, además de expandir sus territorios, los romanos acarreaban sus costumbres y comidas, dando prioridad a las cepas que iban conociendo en el vasto imperio, difundiéndolas en las regiones conquistadas.
Por casa, ¿cómo andamos?
En Argentina conocemos el torrontés y “sauvignon blanc”, si de blancos hablamos, pero escasamente hemos escuchado hablar del albariño. En algunas regiones del país se comenzó a cultivar esta variedad. Teniendo en cuenta el clima de Galicia, donde se da extraordinariamente bien, destacamos las zonas de altura y con abundante viento como un marco ideal para que se desarrolle esta cepa.
Hoy podemos verla crecer en Mendoza, en el valle de Uco, donde varias bodegas están experimentando con sus cortes. Cafayate, en el norte, también tiene sus lotes plantados, aunque la reina de la región es el vino torrontés.
Se la puede encontrar en Río Negro y Neuquén, en la Patagonia, donde el clima fresco le sienta muy bien. Es cuestión de tiempo, al ser una variedad nueva, la adaptación se irá viendo con el transcurrir de las cosechas.
Entre las bodegas que están produciendo vino albariño destacan Bodega Garzón, en Uruguay, y Bodega del Fin del Mundo, en Neuquén, que registran una excelente producción. En Cafayate, El Porvenir cuenta con esta cepa en su oferta, y la bodega Trapiche Costa & Pampa fue una de las primeras bodegas en cultivarla en las cercanías del mar, emulando el aire marítimo de las costas gallegas.
En 2022 fue el crítico inglés de vinos Tim Atkins quien le otorgó un puntaje de 95, destacándolo a este último como el mejor albariño nacional. Excelente mención para esta etiqueta argentina, que, además de ser una pionera en el cultivo de la variedad, se dedicó a levantar la calidad en una nueva variedad en el país, ardua labor que fue reconocida después de degustar una vasta cantidad de etiquetas argentinas, más de 1500, pertenecientes a 250 bodegas argentinas. ¡Bravo!