No hay dudas de que Facundo Arana es uno de los actores más reconocidos hoy en día del mundo del espectáculo. Pero ademas de ser idolatrado por su talento, también es uno de los más queridos por la gente. No solo por haber protagonizado algunas de las novelas más vistas de la televisión, sino también por su personalidad cálida y sincera.
Siempre sincero y dispuesto a entregar su alma al público, Facundo Arana sorprendió en una reciente entrevista con Héctor Maugeri para Caras al hablar de su relación con su madre, Matilde von Bernard, ex jugadora de hockey. «El agradecimiento arranca con mi madre. A ella le llamaban ‘la hija del viento’ porque corría muy rápido, como una flecha», comenzó.
«Era madre de todo el mundo; todos querían venir a casa. Nos hacía pasar una vida fenomenal. Cuando vi La vida es bella, se ve la locura demencial del nazismo contada por un padre que crea una realidad paralela para su hijo. Mi vieja hizo algo similar para que yo pudiera transitar esa enfermedad que me quedaba grande», expresó Facundo Arana sobre el cáncer que atravesó cuando tenía 17 años.
«Gracias a Dios, yo tenía a alguien que me acompañaba, mi vieja, mi viejo, mis hermanos, o tus amigos. Pero el núcleo se reduce mucho. Lo único que puedo decir de aquello es que caminábamos juntos hacia lo que había que hacer. Ella siempre me hizo sentir que lo íbamos a hacer juntos. Lo más lindo es poder tenerla, mirarla a los ojos y agradecerle. Los abrazos que quedan afuera del cajón no importan», sentenció el actor.
Facundo Arana habló de su diagnóstico
En una reciente conversación con María Laura Santillán para Infobae, Facundo Arana se sinceró y recordó el diagnóstico que recibió cuando tenía 17 años. «Cuando te dan un diagnóstico como ése o pasa algo muy fuerte en tu vida es como si toda tu existencia pasara por un colador», comenzó el actor sobre el linfoma de Hodgkin con el que fue diagnosticado.
«Todos somos producto de lo que fuimos viviendo a lo largo de la vida. A todos nos pasaron cosas tremendas, pero lo que viviste te puede haber servido de trampolín para que vayas hacia dónde querés ir. El camino de la recuperación de una enfermedad es como el camino a una cumbre. Tiene momentos de mucha felicidad, momentos de esperanza y momentos de bajón», continuó.
«Imaginate el océano o el Río de la Plata. Un día, de buenas a primeras, te dicen que estamos acá parados frente al río, y vos decís ‘no, yo no puedo hacer eso’. Sí podés. Tenés que poder porque te va la vida. De golpe mirás alrededor tuyo y tenés un equipo. Entonces ahí arrancás a nadar y a los cinco minutos no podés nadar más, se te acabaron las fuerzas. Ahí aparece la vieja, aparece el buen doctor, la buena doctora, el consejo sano. ‘Tengo miedo, decís. ‘No nades, flotá, quédate flotando’. Y entonces estás descansando”, reflexionó Facundo Arana.