(Por Carolina Mena Saravia para El Intransigente).- No son las primeras…, tampoco serán las últimas. Kylie Minogue y Sarah Jessica Parker además de ser artífices de sus propios destinos, son artífices de sus propios vinos. Con un éxito que traspasó las fronteras de sus países natales, ambas artistas generaron ingresos millonarios con su propia marca.
Kylie Minogue y Sarah Jessica Parker hicieron una alianza estratégica con un producto virtuoso. La publicidad, viene por añadidura. El vino en todas sus acepciones atrae cada vez más. La mística que encierra es el atractivo para traspasar los límites de su profesión.
Australia, la cuna de Kylie
Kylie Minogue, cantante y compositora australiana, nacida en Melbourne, supo triunfar desde la niñez. Lo suyo es el canto, y es autora de temas muy conocidos. Comenzó su carrera como actriz infantil en la televisión de su país natal, destacándose en su papel en “Neighbours”, con gran bagaje de seguidores.
En 1987 empezó su carrera como cantante. Pronto el éxito tocó la puerta con su primer sencillo “Locomotion”, que se destacó siete semanas en el ranking de sencillos australiano, llegando a convertirse en el más se vendió en la década. Un buen comienzo para un mejor porvenir.
Este triunfo trajo otro, y ese, otro. “Kylie”, su primer álbum grabado en 1988, junto con el tema “I Should Be So Lucky”, llegaron a ser número uno del ranking del Reino Unido, y desde ese momento, por dos años consecutivos, trece sencillos suyos estuvieron en la lista de los diez más escuchados de Gran Bretaña.
Seguía su camino en el estrellato y Kylie Minogue continuaba sumando adeptos. Su voz potente, unida a la destreza física y cualidades para el baile, sumados a su belleza, se complotaron para que su fama siguiera creciendo. Todo venía “in crescendo” hasta que su carrera pisó el freno a causa del diagnóstico de cáncer de mama en 2005. Este traspié no la amilanó, por el contrario, le dio impulso para ayudar a muchas mujeres hablando de su problema. Las redes sociales colapsaron con apoyos a su persona. No hay mejor medicina que la asistencia a quienes padecen lo mismo, todo vuelve y repercute en un futuro mejor.
Carrie Bradshaw, periodista y fashionista
Sarah Jessica Parker, archifamosa por su papel de Carrie Bradshaw en la serie “Sex and the City”, rodó su personaje desde 1998 hasta 2004. Fue “su papel”, eso que quizá solo se da una sola vez en la vida, cuando el tren se detiene frente a tu puerta excepcionalmente.
La fama le llegó con los reconocimientos y así ganó dos Emmy y cuatro Globos de Oro, además de rodar la película con el mismo nombre de la serie. Conjuntamente con su reconocimiento como actriz, Sarah Jessica Parker se convirtió en ícono de la moda, demostrando que la estatura -es de contextura baja-, en estos casos, es lo de menos.
Las marcas más prestigiosas pugnaban por vestirla y la serie ganaba cada vez más adeptas que replicaban sus glamorosos “looks” hasta el infinito. ¿Quién no recuerda su fanatismo por los Manolos, los zapatos del diseñador Manolo Blahnik? Quedó para la posteridad su imperdible frase: «¡Por favor, señor, puede llevarse mi “baguette” de Fendi, puede llevarse mi anillo y mi reloj, pero no se lleve mis Manolo Blahnik!”, esbozada por Carrie Bradshaw cuando un asaltante la interceptó en pleno Manhattan.
El vino, una excelente forma de perpetuar
La idea de que ambas famosas tuvieran su propia línea de vinos fue de la empresa británica Benchmark Drinks, especialmente dedicada al desarrollo, la distribución y producción de marcas de bebidas, apuntando preferentemente al vino. Paul Schaafsma, fundador de la firma, es el mentor de unir la industria del vino con celebridades que se asocien con distintas líneas, replicando de manera exponencial en consumidores y audiencias. Un magnifico combo.
A su vez Benchmark Drinks trabaja codo a codo con productores de vino y bodegas repartidas en el mundo, demostrando que su dueño es un verdadero estratega, traspasando el Reino Unido y alcanzando una dimensión internacional. Eso sí, Benchmark Drinks siempre apunta a la excelencia, tanto en el producto como en la estrella que patrocina su línea.
Los vinos de ambas artistas se producen en distintas bodegas elegidas por la empresa, acorde a las distintas cepas que conformarán la selección. El Kylie Minogue Rosé tiene su origen en la Provenza, Francia. Es uno de sus vinos más elogiados y se elabora en Chateau Sainte Roseline, conocida por sus rosados de excelencia. Al igual que Brad Pitt, que elabora su famoso Miraval Rosé, muy premiado.
Italia no se queda atrás, Kylie Minogue produce su prosecco en el Véneto, conocida por esta variedad y por su espumoso. Esta zona se caracteriza por ser una Denominación de Origen Controlada (DOC). El chardonnay y el merlot son de Languedoc, al sur de Francia. Las bodegas en las que se los produce están en la región, aunque no siempre trascienden sus nombres.
Sarah Jessica Parker fabrica sus vinos en colaboración con la bodega Invivo & Co. de Nueva Zelanda. Malborough, la cuna de Kylie Minogue, es el lugar donde nace el sauvignon blanc. Esa zona es muy conocida por la calidad de la uva.
El rosado se fabrica en la Provenza, Francia, de la mano también de Invivo & Co. Si bien el negocio vitivinícola es solo una arista de la variada gama de producciones, entre las que se cuentan líneas de ropa en reconocidas cadenas internacionales y perfumería en el caso de Minogue. Zapatos, por supuesto, junto con accesorios y perfumes para Parker. Las celebridades, la moda y el glamour se dan cita en los mismos lugares, al mismo tiempo y en el mismo escenario, demostrando que nada mejor que asociar imagen a los productos y si son propios, tanto mejor. Un éxito asegurado.
