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POLÍTICA

La oposición se enfrenta a un nuevo desafío: el veto de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario

El gobierno de Javier Milei prepara su estrategia tras el veto, mientras la oposición lidia con dificultades internas para reunir los votos necesarios.

Javier Milei

La reciente sesión en la Cámara de Diputados dejó un sabor amargo para la oposición al no lograr los dos tercios necesarios para insistir con la ley jubilatoria. Sin embargo, la derogación del decreto 656 sobre los gastos reservados para la Secretaría de Inteligencia (SIDE) en ambas cámaras balancea, al menos en parte, los resultados para los sectores no oficialistas. Pero la verdadera prueba de fuego se avecina: el veto de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario.

El presidente Javier Milei ya ha confirmado su intención de vetar totalmente esta ley, y cuando se publique el veto en el Boletín Oficial, comenzará la cuenta regresiva. Desde entonces, la Cámara de Diputados tendrá diez días hábiles para tratar el tema, momento en que la oposición deberá enfrentarse a una tarea titánica si desea revertir la decisión del Ejecutivo.

La batalla que viene

El camino para tratar el veto en Diputados se perfila complejo, informó NA. Aunque el proyecto podría ser tratado en las comisiones de Educación y Presupuesto y Hacienda, la experiencia previa con la ley de movilidad previsional sugiere que esto no ocurrirá. En cambio, es probable que el oficialismo opte por llevar el debate directamente al recinto sin dictamen previo, donde se requerirán los dos tercios para incluir el veto en el temario.

Los desafíos para la oposición se profundizan si se considera el rol clave de los presidentes de las comisiones involucradas. Alejandro Finocchiaro (PRO), a cargo de la Comisión de Educación, y José Luis Espert (La Libertad Avanza), al frente de la Comisión de Presupuesto, son defensores acérrimos de la línea oficialista. Ambos podrían bloquear cualquier avance en las comisiones, complicando aún más el proceso legislativo para la oposición.

El quórum y los dos tercios: una misión difícil

El primer paso para la oposición será reunir quórum, algo que, en teoría, no debería presentar mayores dificultades. No obstante, la verdadera tarea será conseguir los dos tercios necesarios para forzar la inclusión del DNU en el temario y luego, replicar esa mayoría para rechazar el veto presidencial.

En la votación del 15 de agosto, la oposición había conseguido 144 votos a favor frente a 77 en contra, un resultado positivo pero insuficiente para alcanzar los dos tercios. Si se replicara este mismo escenario, el oficialismo saldría victorioso, dejando el veto de Milei firme.

Además, las esperanzas de la oposición se ven debilitadas por las divisiones internas, particularmente dentro del radicalismo. En la votación anterior, la UCR había apoyado mayoritariamente la iniciativa, aunque con algunas notables excepciones, como las abstenciones de Lisandro Nieri y las ausencias de diputados como Mariano Campero y Gerardo Cipolini. Según fuentes cercanas al bloque radical, hay una herida abierta tras la última votación, y es probable que los diputados que cambiaron su postura continúen en la misma línea, complicando aún más los esfuerzos de la oposición.

La presión social y el presupuesto universitario

A pesar de la dificultad del desafío, en el bloque de la UCR confían en que habrá una presión social mayor debido al impacto directo que el financiamiento universitario tiene en la población. «Es más difícil que lo de jubilaciones, pero a su vez va a haber una presión social más explícita», comentaron fuentes del bloque radical a Noticias Argentinas. También señalaron que el debate podría derivar en una mayor atención a la asignación presupuestaria para las universidades en las discusiones futuras del presupuesto nacional.

El veto a la ley de financiamiento universitario promete ser una de las batallas legislativas más complejas para la oposición, con el oficialismo dispuesto a resistir cualquier intento de revertir la decisión presidencial. En un Congreso donde las mayorías no están aseguradas y los votos son cada vez más difíciles de conseguir, el desenlace sigue siendo incierto.