Catamarca.- (Por Juan Carlos Andrada) Los políticos que elegimos y la sociedad parecen estar condenados a vivir en mundos paralelos. El expresidente Alberto Fernández es un tardío espectáculo morboso, pero a los integrantes de este sector no les da tampoco para “rasgarse las vestiduras”, porque hay muchos más «Albertos» en el país. Por caso, veamos qué sucede en la Catamarca de Raúl Jalil, donde tenemos hasta intendentes que afrontan un juicio (Caso Guaráz).
Pero nos interesa en particular en esta nota la capacidad que tienen los políticos para encerrarnos sin que les importe si está en riesgo nuestra vida, mientras ellos andan de joda con todo el glamour. Esto, con o sin pandemia. Hoy vemos este “modo Alberto Fernández” en Raúl Jalil.
La Obra Social de los Empleados Públicos (OSEP) promocionó “amorosamente” con una modelo catamarqueña una nueva aplicación “obligatoria”, que en lugar de ampliar y garantizar la salud, la restringe al máximo. Si no usas la aplicación “OSEP Móvil Catamarca”, los afiliados no se pueden hacer atender, porque ningún médico lo lleva a cabo, a no ser que pague todo de manera particular.
Sin embargo, la medida fue celebrada con un brindis entre Jalil y los administradores de la obra social estatal. Ellos festejaron que le cierran mejor los números a la OSEP, porque los afiliados no se pueden hacer curar o seguir un tratamiento. En pandemia había restricciones, y ahora no estamos en pandemia, pero tenemos restricciones igual. La restricción para acceder a la salud es la aplicación que exige la obra social que nuclea a los empleados públicos.
Esta aplicación es como el permiso que teníamos en pandemia. Sin permiso no te podes hacer atender. Y como particular, sale un “ojo de la cara”. El catamarqueño tiene una obra social que te descuenta religiosamente pero no la podes utilizar. Mínimo, cabe una denuncia por abandono de persona por parte del Gobierno, ya que vulnera uno de los derechos fundamentales: no hay acceso a la salud o ha sido deliberadamente obstaculizada por la Patronal (el gobierno jalilista), bajo un concepto comercial al que no le importa si los afiliados de la OSEP viven o mueren.
Con una divertida o jocosa publicidad oficial, Raúl Jalil hace la “gran Alberto”: muertes con mucho glamour. En el medio, los enfermos oncológicos. Es macabra la maniobra que se publicita con modelos locales que tuvieron su “contrato” a partir de la “relación” con el Poder. La aplicación en sí misma todavía tiene muchas falencias.
A la par habría que decir que la información del sistema no coincide con la del afiliado real y concreto, y, cualquier error traba la continuidad del trámite digital. Las capacitaciones por Zoom no fueron efectivas para darle las herramientas a las Delegaciones del interior y solucionar problemas; en otras palabras, los empleados de OSEP no saben aún bajar la aplicación: “en casa de herrero, cuchillo de palo”. Y en otras dónde sí la manejan, hubo cobros indebidos (ampliaremos).
En tanto, el operativo en los departamentos es una fachada. Uno de los dilemas materiales que no contemplan el riesgo de vida es que en el interior no tienen buen Internet, o que el teléfono no es el adecuado para bajar la novedosa aplicación OSEP Móvil Catamarca. Cuando excepcionalmente logran entrar y olvidan la contraseña, o de repente se les cerró la aplicación, hay que viajar a Casa Central de OSEP en SFVC y pedir autorización a EE.UU.
Con esa referencia, debemos entender que la ineficiente aplicación se paga en dólares mensualmente. Durante los operativos de OSEP, hubo departamentos donde era tal la cantidad de gente que parecía una oficina de Desarrollo Social. Los privilegiados en recibir la información son amigos del Director Leopoldo Marchetti o directamente Jalil.
A su vez, hay municipios que todavía están lejos de poder tener aunque sea el operativo fantasma de medio día. Supuestamente, con la moderna y dolarizada aplicación, se pretendía limitar el cobro de plus, pero no solo que se sigue cobrando ilegalmente el plus, sino que restringieron la salud de manera brutal.
La aplicación que se conoce como OSEP Móvil Catamarca viene de la época de Norberto Bazán, pero en esta gestión de Marchetti se hizo “obligatoria”. En el “mientras tanto”, dieron la posibilidad ficticia de acceder a la aplicación en forma “escalonada”, para terminar siendo la única manera de ser atendido sin que el operativo de inclusión haya sido “garantizado” en toda la provincia.
La única consecuencia hasta aquí fue que bajó más del 60% la demanda de órdenes. Es que la gente no se puede hacer atender. Por ejemplo, tienen el turno médico pero al no contar con la aplicación, debían pagar particular un estudio 20 o 30 mil pesos, entonces los afiliados se terminan yendo sin hacer la consulta o realizarse un estudio; simplemente no tienen la plata. Solo los que no tienen alternativa y sacan préstamos se quedan para abonar por fuera de la obra social.
El negocio está en que el Estado te descuenta pero no podés usar la obra social, sumado a que es un milagro si conseguís la derivación, o el hecho de que el afiliado tenga la OSEP pero deba pagar aparte “plus”; así es como le empiezan a cerrar los números de otra forma al Gobierno. Es ganancia pura a costilla de la salud o vida de los empleados públicos y sus familiares.
Los médicos tampoco pueden cobrar de la OSEP. o la obra social les debe menos si la atención no se canalizó por ahí. De hecho hay un montón de órdenes vencidas. No pudieron ser utilizadas porque la nueva aplicación es imperativa. Sobre todo las personas del interior de Catamarca. Cuando tienen el turno no tienen la aplicación disponible, o cuando consiguen el turno, la orden ya está vencida. Ergo, padecen a la OSEP porque no pueden atender su problema de salud.
A la par y curiosamente (o no tanto), el Gobernador está feliz: ayer tuvo una reunión con los administradores de la OSEP para “felicitarlos” porque fue una baja de consumo de órdenes importantísima. Ganaron millones denegando salud a los afiliados. El Director y los gerentes de la obra social le llaman también “ahorro”, y lo entienden como un logro sanitario que incluso tal vez publiciten por la prensa oficialista que suele hacerse eco de estos objetivos superadores. Dejarla sin cobertura es como tirarle a matar a los afiliados. Si eso se puede hacer además con un toque de gracia y encanto, estamos frente a verdaderos “artistas” de la política.