Por la escalada en las agresiones entre Israel y las agrupaciones terroristas en Medio Oriente, el Gobierno Nacional decidió aumentar la alerta de seguridad ante posibles ataques a blancos de la comunidad judía en todo el país. La medida fue llevada a cabo por el Ministerio de Seguridad, manejado por Patricia Bullrich, y con el objetivo de reforzar los controles territoriales y coordinar el accionar de las agencias de seguridad nacionales.
A modo de precaución, el Ministerio de Seguridad ordenó a las autoridades provinciales, especialmente a aquellas que limiten con otros países, que refuercen la seguridad de los objetivos de la comunidad judía, así como de infraestructuras críticas o sensibles en todo el país. Al interior del país también se le pidió a los departamentos de Aduanas y Migraciones que trabajen en conjunto en los pasos fronterizos y para el «perfilamiento de personas de interés».
Una de las medidas más serias activas por el Gobierno fue la puesta en funcionamiento del Comando Tripartito de la Triple frontera, un protocolo de coordinación entre Argentina, Brasil y Paraguay para monitorear la zona de increíble importancia estratégica.
En la Ciudad de Buenos Aires, los controles incluirán corredores de instituciones escolares, deportivas y culturales judíos; así como protección especial a sinagogas y lugares cercanos ante las festividades judías que se aproximan. Durante los eventos de gran concurrencia de la comunidad judía también se realizaran extensas vigilancias en los lugares de culto.
Además de estos centros, el Ministerio de Seguridad también ordeno que se tenga precaución en bancos, financieras y otras entidades vinculadas al Estados Unidos e Israel, pues podrían ser otros blancos para las células terroristas. La oficina que comanda Patricia Bullrich también tomará precauciones con los diplomáticos de los países involucrados, asegurándoles protección especial.
La situación en Medio Oriente
Recientemente, Israel llevó a cabo un ataque de aviones de guerra sobre unos suburbios al sur de Beirut, en el Líbano, donde afirmaron que se encontraba una base del grupo Hezbollah. Una de las razones por las que Israel decidió atacar el barrio con civiles era por la posible presencia del líder de la organización, Hassan Nasrallah.
Mas, según miembros de Hezbollah, Nasrallah se encuentra «bien». El ataque fue repudiado por medios y diplomáticos musulmanes; desde Irán denunciaron que el ataque a Beriut constituye un «crimen de guerra» y que se utilizaron bombas de Estados Unidos. El canciller iraní, Naser Kananí, sentenció: «El régimen estadounidense es sin duda cómplice del régimen sionista y deben rendir cuentas».