Jaime Durán Barba, consultor político y experto en campañas presidenciales, arremetió contra Cristina Kirchner: «No va a hacer una política moderna ni aunque se ponga minifalda«. Esta frase encierra la postura de Durán Barba sobre la imposibilidad de que la expresidenta de la Nación pueda adaptarse a las demandas contemporáneas de la política y ser la jefa de la oposición.
«Cristina ya fue, no tengo ninguna bronca con ella, incluso, he sido criticado por alabarla en una columna en el diario Perfil diciendo que es una mujer inteligente por ser dos veces presidenta de la Argentina, pero ya pasó ese tiempo. Los electores están en una nueva visión de la realidad, del mundo», expresó Durán Barba en una entrevista para Radio Perfil.
«El problema de la política contemporánea no son los fondos, sino las formas. Se necesitan dirigentes que sean distintos, que transmitan con su lenguaje corporal y forma de ser que son distintos a los políticos antiguos. Cristina no va a ser una política moderna, ni aunque se ponga minifalda, ser moderna no es ser presidenta del Partido Justicialista, que es muy antiguo», insistió el exasesor presidencial de Mauricio Macri.
En cuanto a las elecciones legislativas próximas, Durán Barba anticipa un escenario de fragmentación, donde las posibilidades de formar un frente amplio son escasas debido a las profundas divisiones en el panorama político argentino. A su juicio, esta dispersión favorece indirectamente a Milei, quien, a pesar de sus recientes caídas en imagen, sigue siendo visto como el «cambio» frente a los políticos tradicionales.
La estrategia que recomienda Durán Barba a los políticos para triunfar en la nueva era
La política moderna, para Durán Barba, se trata de ofrecer algo completamente diferente y entretenido, una lección que, en su opinión, Cristina no ha aprendido. «El nuevo político de la oposición va a ser alguien que invente algo nuevo», argumentó.
El consultor insistió en que el mundo está cambiando y que los electores buscan líderes nuevos, originales y disruptivos. Este fenómeno no es exclusivo de Argentina; lo comparó con casos recientes como Castillo en Perú, Boric en Chile y Bolsonaro en Brasil, todos ellos figuras que lograron captar el voto anti-establishment en sus países.
