La de Krug es una historia de completa dedicación y devoción al arte que supone la elaboración del Champagne. Johann-Joseph Krug, nativo de Maguncia, en Alemania, tomó la decisión de radicarse a Reims, en Francia, con el objetivo de alcanzar su sueño de producir un Champagne verdaderamente excepcional. Así, pues, fundó su propia casa y, desde aquel tiempo, seis generaciones se perpetuaron al frente de la empresa, aportando cada una su visión y su experiencia particular, pero siempre respetando sus valores fundacionales.
Su Domaine se encuentra situado en Reims, justo en el núcleo central de Champaña, y sus viñedos se extienden al rededor de unas 20 hectáreas. El valor que más distinga a la casa es el de su compromiso con la producción de Champagnes de calidad y prestigio empleando métodos de vinificación artesanales, como así también un enfoque de calidad inflexible. Sus viñedos se hallan en los Grands Crus regionales, lo cual concede uvas de la más eximia calidad para la elaboración de sus cuvées.
Cualidades intrínsecas
Un aspecto que la distingue de muchas otras casas de Champagne que también se enfocan en la consistencia de un estilo de cuvée, es que a Krug se la reconoce por sus osadas combinaciones de diversos años de cosecha, como así también de cepas de uva. Cada cuvée es confeccionado a partir de más de 120 vinos de Réserve. Ello es lo que confiere y asegura a cada botella riqueza excepcional y compleja.
Asimismo, el arte del añejamiento es también clave en Krug. Todas sus cuvées deben permanecer un tiempo considerable en bodega, excediendo incluso los tiempos mínimos requeridos en términos legales. Ello habilita a los Champagnes a adquirir una intensidad y profundidad verdaderamente únicas. Precisamente, semejante atención a los detalles y respeto por los tiempos es lo que hace de esta casa uno de los nombres más considerados en el mundo del Champagne.
Algunos bastiones notables
Entre las cuvées más prestigiosas se cuenta la «Krug Grande Cuvée«, un Champagne no Millésimé que supone un ejemplo esencial del arte del ensamblaje. Por otro lado, el «Krug Clos du Mesnil» es una cuvée monovarietal soberbia, que se elabora a partir de Chardonnay originaria de un único viñedo cerrado.
Por su parte, el Domaine ha sido receptor de numerosos elogios y distinciones durante todos estos años. Entre ellos se cuenta el rango de «Maison de Champagne du Siècle» (Casa de Champagne del Siglo), concedido por la «Guide Bettane et Desseauve» en el año 2019. Cada una de sus botellas representa una obra artística en sí misma: una evidencia innegable del compromiso asumido por la familia Krug con la perfección.
El pequeño diario cereza de Krug
Joseph Krug estableció su casa de Champagne, bautizándola con su nombre en 1843. Su principal empuje fue el convencimiento en su criterio respecto a lo que es la verdadera esencia del Champagne: el placer en sí mismo. De esa manera, su sueño era el de elaborar el mejor Champagne que pudiera ofrecer cada año, a pesar de las diferentes variaciones climáticas anuales. Así, logró trascender todos los límites conocidos en la creación de Champagne, fundando una casa donde todos sus productos ostentan el mismo nivel de distinción y prestigio. Así, en 1848, encomendó su visión a las páginas de su pequeño diario personal, color cereza oscuro.
«En principio, un buena buena casa de Champagne debe ser capaz de crear dos Champagnes de la misma calidad. (…) El primer Champagne deberá ser alterado cada año para poder re-crear la más generosa expresión de Champagne. El Champagne número dos: deberá ser el Champagne de las condiciones y las circunstancias».
Joseph Krug no creía en la posibilidad de que hubiera jerarquías entre sus Champagnes, tal como lo redactó en 1848 en su diario personal. Hoy en día, Krug ofrece siete diferentes Champagnes, cada uno de ellos con la misma indiscutible calidad, y cada uno ilustrando una expresión diferente de la Naturaleza. El único factor que podría incidir en su precio debía ser su rareza. Ese criterio se mantiene en la empresa hasta el día de hoy.