Un informe reciente del Banco Mundial advirtió sobre las preocupantes brechas en la educación en Argentina, particularmente en los sectores con más pobreza. Según el estudio, la población de bajos ingresos enfrenta mayores tasas de ausentismo y deserción escolar, a pesar de que el país presenta buenos niveles de cobertura en la educación obligatoria. La organización internacional destacó, además, la problemática en el acceso a la educación durante la primera infancia, así como el creciente abandono en el nivel secundario.
El documento, titulado «Las trampas de la pobreza en la Argentina», destaca que desde la educación temprana, los niños de los sectores más pobres tienen menos oportunidades de desarrollar su capital humano. El acceso a la educación inicial, que es fundamental para el desarrollo cognitivo y social, presenta una «amplia brecha socioeconómica» entre los hogares de diferentes ingresos, lo que perpetúa la desigualdad desde las primeras etapas de la vida.
El informe detalla que en 2023, mientras la mitad de los niños menores de 4 años de los hogares más ricos asistía a la escuela, solo un 25% de los menores de ese mismo rango de edad en los sectores más pobres contaba con ese acceso. Esta desigualdad también se refleja a nivel regional, con grandes disparidades entre las provincias en cuanto a la cobertura de educación inicial.
Entre los motivos que los padres señalaron para la falta de escolarización de sus hijos en la educación inicial, figuran la falta de transporte adecuado (71%), la lejanía de las escuelas (67,5%), la falta de gratuidad en algunos casos (65,1%) y la precariedad laboral que enfrentan los adultos de estos hogares (61,3%).
En cuanto a la educación secundaria, la situación no mejora. A pesar de que la escolarización es casi universal hasta los 15 años, las tasas de deserción aumentan en los hogares más pobres. Según el Banco Mundial, solo el 45% de los jóvenes del 40% más pobre logra graduarse a la edad oficial. Las tasas de abandono escolar alcanzan el 15% entre los adolescentes de 17 años, y en el Conurbano bonaerense, el 31% de los jóvenes de esa edad no asiste a la escuela.
El bajo nivel educativo de los padres influye negativamente en el proceso escolar de los hijos en la secundaria
El informe también resalta que estos problemas educativos están relacionados con el nivel de instrucción de los padres, lo que limita la movilidad social y perpetúa las desventajas entre generaciones. Cuanto mayor es el grado de instrucción de los padres, menor es el porcentaje de estudiantes que superan la edad correspondiente a su nivel educativo, lo que agrava el problema en los sectores más vulnerables.
Aunque el Banco Mundial destacó que programas como la Asignación Universal por Hijo (AUH) han tenido efectos positivos en las tasas de matriculación y permanencia, alertó que la fragilidad macroeconómica y las políticas fiscales insostenibles limitan su efectividad a largo plazo. Por ello, instó a aumentar la inversión en educación y salud para frenar la transmisión intergeneracional de la pobreza.