No hay dudas de que Denise Dumas es una de las figuras más destacadas del mundo del espectáculo, y es gracias a su calidez y transparencia ha logrado ganarse el amor de la gente. Siempre sincera y directa con la gente que la sigue, la modelo se animó a abrir su corazón y sorprendió con sus declaraciones en una reciente entrevista.
“Atravesé cosas muy dolorosas que nunca en mi vida creí que existían. Tal vez por haber crecido en una familia por demás amorosa, respetuosa, adorable. Y no lo pasé bien. Para nada bien”, expresó una movilizada Denise Dumas. “A mí me costó mucho encontrarme en esos lugares. Decir: ¡Esto existe y está pasándome a mí!”, señaló la modelo.
“Y cuando te das cuenta, ya no es fácil salir. No es fácil. Más aún, y entre tanto, cuando papá estaba luchando por vivir. Hay situaciones que empiezan a naturalizarse. Otras que empiezan a esconderse. Y otras por las que te jurás dar batalla una y otra vez”, dijo la modelo, que en su momento su padre atravesaba un delicado estado de salud.
Según contó Denise Dumas, su padre falleció en 2001 a los 56 años: «Desde entonces no me lo pude olvidar ni siquiera por un minuto. Porque eso es lo que logró mi viejo, seguir muy presente para todos. Todo el tiempo me encuentro con gente que me dice ‘Yo jugué con tu viejo en Los Pumas en tal año…’, ‘¡Qué tipazo era tu padre!’… Todos lo querían y eso se vio en su funeral: Era una multitud impresionante”.
“Él era amigo de todos. De repente caía en el set de Montaña Rusa, porque venía a buscarme para que no tomase el subte, y entonces todos gritaban: ‘¡Ey, Marquitos!’ Lo adoraban. Inolvidable es papá. Yo sabía que si necesitaba tal o cual cosa o algo se volvería un problema, siempre contaba con él. Hoy no dejo de extrañarlo y no hay día de mi vida que no necesite su abrazo”, expresó Denise Dumas.
“Yo hablo con papá. Muchas veces, cuando pierdo mis cosas le pido que me las encuentre. ¡Y aparecen, eh! Martín (Campilongo) siempre me decía: ‘Como me hubiese gustado conocer a tu viejo’. Entonces, una noche, le propuse comer en La cantina de Arnoldo, donde papá iba cada miércoles con su grupo de paleta a comer las mollejas a la crema de puerros», recordó.
«Le dije:‘Ahí todos van a hablarte de él. Y sería una buena manera de conocerlo bien’. Arrancamos. Pero al llegar, la decepción: ¡Cerrada! Ya no existía. De repente nos vimos sobre la avenida Santa Fe y sin saber cómo ni por qué, doblamos en Fitz Roy. Así vimos las luces de un club que parecía abierto. Y no vas a poder creer… Era la cooperativa de los ex empleados de La cantina de Arnoldo. Estaban ellos, las mismas fotos viejas en la pared y las mollejas a la crema de puerros. Martín me miró y dijo: ‘Fue él. Nos trajo tu viejo’. Y sí, él siempre me va llevando por ahí”, cerró la modelo.
