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ESPECTÁCULO

Domaine Noëllat: una estrella incipiente de Borgoña

Un vino proveniente de Borgoña que promete situarse entre los grandes exponentes europeos amalgamando tradición y conciencia de sustentabilidad.

Domaine Noëllat devino ya un sinónimo de Borgoña. Esta empresa supone un notable ejemplo de productores vitivinícolas en Côte de Nuits y otros nombres conocidos. El nombre de Domaine Noëllat proviene del primo del fallecido Michel Noëllat, mientras que la conexión con Hudelot-Noëllat en Clos Vougeot deriva de ancestros mucho más arriba en el árbol familiar.

Domaine Michel Noëllat está situado en el núcleo de Vosne-Romanée, con algunos excepcionales viñedos y una familia dedicada en el timón. Domaine Michel Noëllat produce algunos de los más estimulantes vinos provenientes de Côte de Nuits hoy por hoy.

Aunque probablemente no sea el nombre más prominente de la región (Domaine Leroy es un vecino notable), el Domaine de encuentra en el radar de expertos desde ya un tiempo. En efecto, muchos críticos han empezado a tomar nota esta empresa. Así, por ejemplo, Neal Martin que los visitó por primera vez en 2016 declaró “Escuché que valía la pena examinar los vinos procedentes de esta dirección y resultó que era cierto».

Características del lugar

Si lo que se quiere es conocer este lugar espléndido, uno puede ser bien recibido por Sophie Noëllat, la sexta generación de la familia en dirigir la empresa junto a su primo Sébastien. Ella hará de guía hacia la bodega donde construyeron uno de los más interesantes salones de cata de los que haya registro. Allí es posible apreciar toda la historia de la familia y la estancia en cada rincón y cada grieta.

Se trata de un ejemplo rústico de Borgoña pero con un giro. Una bodega moderna en lo alto y un laberinto de bodegas de piedra bajo tierra. En los sótanos uno se encuentra con la magnífica añada 2021 reposando en filas de barriles de roble nuevos y antiguos. Allí es cuando Sophie explica en profundidad el proceso que llevan a cabo en la empresa y los cambios que tuvieron lugar a lo largo de los años con la finalidad de mejorar y aumentar su rango productivo.

Si se tiene suerte, uno podrá catar alguno de los cuvees directamente del barril. Ello, claro, supone una perspectiva fascinante en lo que respecta el grado en que los diferentes tipos de roble afectan al vino. En la zona de cara propiamente dicha, uno tiene la sensación de viajar atrás en el tiempo. En efecto, las antigüedades y los recuerdos alrededor, así como la historia misma de la estancia circunda el ambiente mientras uno se sienta entre paredes repletas de viejas botellas empolvadas.

Su historia

En 1980, Michel Noëllat expandió las facilidades de la estancia al construir un sótado bovedado de piedra con todas las letras bajo la propiedad. A esto le siguió la adquisición de una maquinara de punta en 2007, equipada con cuarenta cubas termoreguladas de acero inoxidable. Desde 2012, la estancia está manejada por la sexta generación de primos, Sébastien, a cargo de la viticultura, y Sophie en la producción y comercialización. Ambos continúan sosteniendo la filosofía el espíritu tradicional del Domaine.

Recién en estos años están comenzando a tener la atención y reputación que merecen luego de permanecer estratégicamente bajo el radar y exportar apenas el diez por ciento de su producción anual. Todas las botellas del Domaine están reguladas con un chip que garantiza la autenticidad más absoluta y la posibilidad de rastreo, a la vez que demuestran un osado toque de modernismo y modernización.

La estancia ostenta cerca de 27 hectáreas de viñedos distribuidos a lo largo de Côte de Nuits, desde Pommard hasta Marsannay, apoyados, asimismo, por algunas parcelas en Savigny-les-Beaune. La edad promedio de los vinos es de entre 60 y 70 años. El Domaine elabora 24 vino en total. Tres blancos regionales, ocho Village, ocho de viñedos Premier Cru y dos Grand Crus de Echezeaux y Clos de Vougeot.

Una característica fundamental es la vinicultura sustentable. Esto implica una restricción absoluta en el uso de herbicidas y pesticidas, así como la cosecha y selección manual de las uvas. Sébastien declaró que ellos no desean dejar la huella del roble en sus vinos. Es así que un tercio de ellos suelen madurarse en robles de uno y dos años. Por un lado, los vinos dan cuenta de su terroir de manera excelsa. Por otro el estilo, con su juicioso uso de nuevo roble, resulta profundo, generoso y muy seductor. Estos vinos son un obligado para los aficionados de Vosne Romanée, con un toque hedonista.