En los últimos días, un funcionario del Gobierno Nacional tomó relevancia por los proyectos de privatizaciones de empresas estatales que está supervisando. El titular de la Agencia de Transformación de Empresas Públicas, Diego Chaher, comenzó a transitar medios y ruedas de prensa para explicar los procesos de licitación y cómo se diferenciarán de los realizados en el pasado.
El miércoles 23, el Gobierno puso en marcha la privatización de Belgrano Cargas, la empresa encargada de los trenes de transporte de cargas. La gestión de Javier Milei puso en marcha un plan para concesionar distintos entes estatales, un proceso similar al vivido en la década del ’90 durante la presidencia de Carlos Menem. «No todo es innovación, hay buenas viejas fórmulas«, afirmó Chaher y puso el ejemplo de las hidroeléctricas: «Revisamos hace poco sus contratos, transitaron los 30 años y mantuvieron una conducta muy regular y se cumplió con el plan».
Chaher señaló que en el caso de Belgrano Cargas, ya hay inversores interesados en la oferta y reveló que de había una «capacidad ociosa» del sistema ferroviario. «De los 7.500 km de vías, solo se usan 500km», detalló. Además, el funcionario que trabaja bajo el ala del Ministerio de Economía explicó en dialogo con La Nación+ en que se diferenciará este proceso del realizado en los ’90.
«No va a haber una concesión integral, en la que uno opere el tren y maneje las vías. Vamos a buscar un sistema de desverticalización con acceso abierto. Uno administra las vías y coordina el tema de peajes y el tráfico, otro los trenes», simplificó Chaher; además deslizó que otras empresas entrarán en procesos de privatización en el futuro: «Desde el punto de vista normativo, el Congreso habilitó iniciar las privatizaciones de AySA, Corredores Viales y ahora de Aerolíneas«.
Una de las definiciones más contundentes que brindó fue sobre el funcionamiento de las empresas públicas. Chaher comenzó su gestión como auditor de las mismas, siendo uno de los que estudió el caso de la agencia de noticias Telam, que fue cerrada durante los primeros meses de gobierno libertario. «Un denominador común que se ve en las empresas públicas del Estado, salvo pocas excepciones, es que terminan siendo ‘hijas bobas’ del Estado. No tienen administración, visión o un propósito claro, con un cúmulo de gente que fue acumulando a lo largo de las eras», sentenció.
