No hay dudas de que Paula Chaves es una de las figuras más destacadas del mundo del espectáculo, y es que además de ser sumamente talentosa en lo que hace, es una de las más queridas por el público. La modelo es muy cercana a a la gente, razón por la que no duda a la hora de hablar con los programas cuando se le acercan a preguntarle por su vida.
Siempre sincera, Paula Chaves habló con un notero de Implacables, el ciclo conducido por Susana Roccasalvo para Canal Nueve, y confesó que se encuentra muy llorano últimamente. Según contó la modelo, todo se debe a su hermana Delfina, que tras un ardúo casting, logró convertirse en la protagonista de la serie Máxima.
Protagonizar Máxima no fue emocionante solo para Delfina Chaves, sino también para toda su familia. Con el corazón abierto, Paula contó a Implacables: «Me da como mucha emoción, mucho orgullo. Ni bien había terminado de ver la primera temporada, le mandé una foto llorando. Pedro me agarró y me dijo: ‘pero pará, ¿es para tanto?'».
«Para mí es increíble. A Delfi la dormía, nació cuando yo tenía 11 años, era como mi bebé de juguete pero real. Todo el trabajo que ella hace en la serie de Máxima, es super estudiosa, más ahora que está por arrancar con la segunda temporada, está hace dos meses estudiando holandés», expresó Paula Chaves, sumamente emocionada.
Paula Chaves se sinceró
En una reciente entrevista, Paula Chaves se animó a contar: «Mi mamá cuando se separó de mi papá cayó en una depresión muy grande y se volcó al alcohol, tuvo muchos años de una adicción muy fuerte al alcohol y a los antidepresivos, un combo letal, muy fuerte. Pasamos por un montón de estados. Un poco me hice cargo de mis hermanos Delfina y Gonzalo, mamá la estaba pasando muy mal y nosotros por ella. Odio, amor, odio, no entender, no poder creer».
«Después con los años entendí que ella venía de su pueblo, de Lobos, a Buenos Aires, se casó con su marido, entregó su vida entera a la crianza de sus hijos y de su casa. Y de un día para el otro se le terminó todo porque se separó de mi papá y no encontró rumbo en su vida, ni siquiera en sus hijos. Me acuerdo de ir con mi panza enorme embarazada de Baltazar a internarla a una clínica psiquiátrica para adictos. Yo decía ‘¿por qué me está pasando esto?’», continuó.
«No me lo olvido nunca más, dije ‘esta es la única forma que voy a sacarla adelante’. Creo que ese día hizo un click y dijo ‘yo me voy a curar, lo voy a hacer por ustedes’. Se dio cuenta, pero fueron muchos años. Lo bueno de todo esto es que ella pudo darse cuenta, hoy disfruta de sus nietos, está trabajando, es una mujer feliz. Hoy, siendo madre, la puedo entender. Más allá de que todo eso en su momento me enojó un montón. Lo mal que la pasamos y lo bien que estamos ahora porque ella es una guerrera», agregó.