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SOCIEDAD

Decantadores de vino: diseños prácticos o estéticos

La interesante convergencia entre historia, diseño y función de estos emblemáticos objetos de la cultura vitivinícola.

La utilización de decantadores de vino asumió, en la última década, un lugar preponderante y cada vez más difundido entre consumidores. Es posible que ello sea consecuencia de la proliferación y la mayor accesibilidad de las catas de vino. En efecto, tanto las bodegas como distintas empresas han abierto las puertas a una práctica que antes estaba reservada a expertos y privilegiados.

Así, de manera progresiva, los rituales y elementos propios de la disciplina se democratizaron, de manera que muchas prácticas devinieron en rituales. En ese sentido, los decantadores, que surgieron como piezas clave en la necesaria oxigenación y la decantación de la bebida, dejaron de ser objetos reservados para sommeliers y espacios especializados. Desde entonces, no solo que ya nadie dudó de su utilidad, sino que incluso se convirtieron en utensilios esenciales, tal como podría serlo un sacacorchos. En efecto, los decantadores de vino hallaron su reivindicación e incluso algo más.

Es así, que muy paulatinamente, algunos decantadores de vino excedieron la mera funcionalidad. En efecto, algunos aspectos estéticos consiguieron cobrar cada vez más preponderancia. Tal es así que incluso se llegó a alcanzar el punto en que los decantadores de vino se transformaron en verdaderas piezas de arte.

Este pareciera ser el caso de los decantadores ornamentales. Por encima de permitir captar el caudal real y más puro de los aromas de los vinos, se confeccionan por artistas cultivados que trabajan de manera dedicada y con cautela para diseñarlos. De manera tal que, a través de ellos, el vino pueda fluir garantizando la mejor aireación y, sobre todo, que suceda de una manera artística y refinada.

Historia de los decantadores

Contrario a lo que el sentido común pudiera sugerir, los decantadores de vino son empleados con asiduidad desde los tiempos más remotos de la historia y la cultura de la humanidad. Efectivamente, en la Antigüedad, los decantadores consistían en objetos variados que pretendían representar tanto la cultura, como la tecnología de la civilización de que se trate.

Así, por ejemplo, en el Antiguo Egipto (Ca. 3200 – 31 a.C.) se empleaban decantadores de cerámica y de bronce que se acuñaban con formas geométricas y diseños religiosos. Por supuesto, se empleaban de manera exclusiva en rituales sagrados. Por otro lado, en la Antigua Grecia (Ca. 800 a.C. – 300 d. C.), los materiales eran los mismos pero las formas variaron a la representación de animales y figuras míticas. Estos decantadores de vino se empleaban en los reconocidos simposios. Los simposios eran fiestas celebradas en domicilios particulares donde los hombres griegos se congregaban a beber, comer y cantar juntos. Asimismo, se discutía sobre una variada cantidad de temas, tales como filosofía, política, poesía, y los asuntos cotidianos de la comunidad.

Durante el apogeo del Imperio Romano, comenzaron a utilizarse elementos de mayor complejidad, tales como el vidrio y la plata, mientras que se mantuvo la vigencia del bronce. Del mismo modo, se refinaron los diseños privilegiando formas elegantes y ornamentales.

Es decir, se dejó de lado el aspecto más atávico y ritualista. En consecuencia, su utilización también se desacralizó, utilizándose en festines y banquetes. La introducción del vidrio, un material muy maleable, habilitó fundamentalmente ese paso de lo religioso a lo artístico.

En la actualidad

Una nueva obsesión de sommeliers y aficionados al vino alrededor del mundo son los decantadores de vino de vidrio moldado. En especial, por estos tiempos en que lo visual juega un papel preponderante en el marketing, se popularizaron los decantadores con formas extravagantes. Así, a través de videos publicados en redes sociales tuvieron su espacio ejemplares tales como el “decantador de pulpo”, un elemento de soberbia elegancia y que garantiza un vertido óptimo además de un espectáculo visual que resulta atractivo e hipnotizante.

Ignite Glass Studios es una de las empresas que no teme experimentar las posibilidades para conseguir conectar a las personas. Ello acontece mediante el proceso de la creación artística y participar, de esa manera, en la belleza de la artesanía artesanía intrínseca al soplado de vidrio.

Las exquisitas obras que produce este arte milenario suponen la constitución de un nuevo sentido de comunidad a partir de la experiencia interactiva de soplar, modelar y, en suma, crear vidrio. Ignite Glass Studios alberga a un colectivo artístico cooperativo, cuya sede se ubica en la ciudad de Chicago, que está dedicado exclusivamente al vidrio. Entre sus propósitos se cuenta garantizar un espacio “donde los artistas puedan crear y crecer y los principiantes pueden experimentar y aprender”, según sus propias declaraciones.