Grüner Veltliner es una variedad de uva blanca que, si bien tiene sus orígenes en Austria, está ampliamente difundida por los países de Europa del este, como República Checa, Eslovaquia y Hungría. Asimismo, está cada vez más reconocida en el resto del mundo, principalmente en el estado de Nueva York, en Estados Unidos, Australia y Sudáfrica.
Específicamente, la Grüner Veltliner predomina en la región de Niederösterrich (la Baja Austria) y ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, tales como la medalla de oro en el concurso International Wine Challenge y la de plata en el Decanter World Wine Awards. Asimismo, vinos de este varietal se producen en algunas bodegas argentinas en la provincia de Mendoza, tanto para vinos espumantes como para vinos blancos.
En total, se calcula que 14.641 hectáreas en Austria están plantadas con esta variedad. Particularmente, en Baja Austria supone más de la mitad de la producción total de viñedos de uva blanca y en la región de Viena, donde supone algo así como un tercio de las plantaciones. A pesar de lo que sugiere su nombre, la Grüner Veltliner no está emparentada genéticamente con otras variedades como la Roter Veltliner o la Frühroter Veltliner.
La vid puede resultar productiva y relativamente resistente, pero también madura muy tarde para los términos de gran parte del norte de Europa. Pueden darse rendimientos de 100 hectolitros por hectárea utilizando invariablemente el sistema Lenz Moser.
En qué consiste el sistema Lenz Moser
Este método de poda y entrenamiento de viñedos está orientado en la mejora en términos de cantidad y calidad de las uvas. Por un lado, se realiza una poda severa, eliminando la mayor parte de tallos viejos y dejando solo unos pocos brotes fuertes. Por otro lado, los viñedos se entrenan con un sistema de espaldera; es decir, dirigiendo aquellos brotes más fortalecidos hacia arriba y los laterales, hacia afuera.
Asimismo, se busca conseguir una distribución uniforme de la vegetación en el viñedo, para evitar de esa manera la competencia entre los brotes y, por consiguiente, promover una maduración uniforme de los frutos. Finalmente, de ese modo se prevé la sobrecarga de la viña y se facilita la cosecha.
El vino, a menudo, tiende a ser seco, pleno, con cuerpo, algo picante o especiado y, con el tiempo, en botella puede empezar a adquirir matices propios de vinos de Borgoña. El Grüner Veltliner puede llegar a considerarse como el mayor activo de Austria, de modo que puede hallarse al menos un ejemplar en las cartas de vinos de los restaurantes de todo el mundo.
Por supuesto, las diferencias lingüísticas pueden resultar en una dificultad para quienes no hablan alemán a la hora de pronunciar este varietal. Por esa razón, vinos de esta cepa son a menudo abreviados como «Grüner«, «GV» e incluso «Grü-Ve«.
Historia
Habitualmente se tiende a creer que la Grüner Veltliner tiene sus orígenes en la Antigua Roma y que procede del latín Veltlin (Valtellina), al norte de Italia. Sin embargo, los ampelógrafos y los historiadores del vino no encontraron aún una relación patente entre aquella vid y esta comuna italiana. Lo cierto es que el primer registro del nombre actual de que se tenga constancia aparece en un documento de 1855. En tiempos previos, se conocía como weißgipfler.
En la década del treinta del siglo pasado, Grüner Veltliner se estableció como el nombre estandarizado de la variedad. Hasta iniciada la Segunda Guerra Mundial, se consideraba simplemente como otra variedad austríaca. Precisamente gracias al sistema diseñado por Lenz Moser, logró expandirse rápidamente a partir de la década de 1950. De ese modo, consiguió instaurarse como la variedad austríaca más plantada.
En el año 2007, un análisis de ADN confirmó que la Grüner Veltliner era un cruce natural de la Savagnin con una uva austríaca de la villa de Sankt Georgen am Leithagebirge, en la región de Burgenland, al este de Austria. Tal variedad se encontró por primera vez en el año 2000 en una zona de pastizales donde no se contaba con ningún viñedo desde el siglo XIX. Por esa razón, se supone que esas vides había estado en la zona desde hace un siglo. Al momento de arrancarse, se tomaron muestras que fueron analizadas en Klosterneuburg. Los análisis genéticos realizados a la postre por Ferdinand Regner lograron establecer que la St. Georgener-Rebe era un ancestro de la Grüner Veltliner.