El presidente argentino, Javier Milei, desmintió categóricamente haber tenido un enfrentamiento verbal con su par colombiano, Gustavo Petro, durante la reciente Cumbre del G20 en Río de Janeiro. En su respuesta, cargó contra un sector del periodismo, al que calificó de «mentiroso», por difundir versiones de un supuesto cruce «acalorado» entre ambos mandatarios. «Por suerte hay testigos que demuestran que sus bocas mienten«, afirmó en su cuenta de X, antes conocida como Twitter.
La polémica surgió luego de que Petro acusara a la delegación argentina de ocultar un video que, según él, registraba una discusión con Milei. Sin embargo, desde el entorno del presidente argentino, así como el exsenador Federico Pinedo, quien actuó como sherpa en la Cumbre, desmintieron estas afirmaciones. «Cómo mienten. Mentira total y absoluta. Javier Milei ni siquiera estaba cuando habló el presidente colombiano«, señaló Pinedo en declaraciones a la prensa.
En tanto, Milei utilizó sus redes sociales para cuestionar la cobertura de los medios sobre el tema. «Fopea, frente a periodistas tan mentirosos ¿se les puede decir que son mentirosos? ¿Eso sería un ataque a la libertad de expresión?«, planteó, en alusión a la Fundación para la Libertad de Expresión. En otro mensaje, calificó a los comunicadores de «farsantes» y reiteró que la versión de Petro es falsa.
El mandatario colombiano, por su parte, insistió en que el supuesto enfrentamiento tuvo lugar durante un debate sobre el trabajo conjunto en la región. «Este fue el tema con el que peleé con Milei verbalmente en la reunión de los más grandes y poderosos del G20«, aseguró Petro, lamentando que no haya registros oficiales del incidente.
Desde la Casa Rosada minimizaron las declaraciones del líder colombiano y aseguraron que no poseen ningún material audiovisual que confirme la existencia de la discusión. Fuentes cercanas al gobierno argentino indicaron que Milei se mantuvo al margen de las intervenciones de Petro en el foro internacional.
La controversia plantea interrogantes sobre la relación entre ambos gobiernos, en un contexto donde las diferencias ideológicas entre los mandatarios ya se habían hecho evidentes. A su vez, reaviva el debate sobre el rol del periodismo en la cobertura de los asuntos diplomáticos y la veracidad de las versiones difundidas.