A partir del 1 de enero de 2025, las recetas médicas en papel dejarán de existir en todo el país, según lo dispuesto por el Ministerio de Salud en una resolución publicada este martes en el Boletín Oficial. El anuncio del Gobierno nacional marca el inicio de la obligatoriedad de la receta digital como único formato válido en las provincias que adhieran a la normativa.
Actualmente, 11 jurisdicciones han adherido a la Ley Nacional de Receta Electrónica modificada en 2023. Estas son Catamarca, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Misiones, Salta, San Juan, Tierra del Fuego y Tucumán. Otras cuatro, como la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, Chubut y La Rioja, tienen normativas propias en marcha, mientras que Río Negro y Santa Fe avanzan en proyectos de ley.
El ministro de Salud, Mario Lugones, encabezó este lunes una reunión del Consejo Federal de Salud (COFESA) para abordar el impacto de la medida. «Por más que el Ministerio indique no realizar prórrogas, las jurisdicciones realizan las políticas que consideran acorde a sus territorios», afirmaron fuentes cercanas al funcionario.
En el encuentro, algunos ministros señalaron que la implementación total del sistema electrónico podría ser complicada en áreas rurales y alejadas de centros urbanos. Según explicaron, mantener un sistema mixto en ciertas zonas es «indispensable» para garantizar la cobertura de medicamentos.
Actualmente, 81 plataformas ya cumplen con los requisitos establecidos por el Registro Nacional de Plataformas Digitales Sanitarias (ReNaPDiS).
Las recetas digitales garantizan seguridad y claridad en las prescripciones médicas
La obligatoriedad de la receta electrónica generará interrogantes en los primeros meses, especialmente durante las vacaciones de verano. Desde el Ministerio de Salud nacional aclararon que las farmacias estarán conectadas a un sistema unificado, lo que permitirá que las recetas emitidas en una provincia puedan ser aceptadas en otra.
Con esta medida, el Gobierno busca simplificar el acceso a medicamentos, garantizar mayor seguridad en las prescripciones y reducir los riesgos de errores asociados al formato manual. La transición definitiva será clave para adaptar el sistema sanitario a las nuevas tecnologías.
