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MUNDO

Asilados en la Embajada de Argentina en Venezuela: «Estamos sin agua, alimentos y electricidad»

Los refugiados son 6 integrantes del equipo de campaña del presidente electo venezolano Edmundo González Urrutia y la líder María Corina Machado.

Caracas

En un contexto de asedio y aislamiento, Omar González, uno de los seis refugiados políticos en la Embajada de Argentina en Caracas, denunció las condiciones extremas en las que viven desde hace 11 días en la capital de Venezuela. «No tenemos electricidad, agua potable ni acceso a alimentos. Ni siquiera se nos permite ingresar botellones de agua para beber», aseguró González.

Los refugiados, todos integrantes del equipo de campaña del presidente electo venezolano Edmundo González Urrutia y la líder opositora María Corina Machado, han sido objeto de vigilancia constante por parte del régimen de Nicolás Maduro. La embajada, ahora bajo custodia de Brasil tras la expulsión de los diplomáticos argentinos, enfrenta bloqueos de señal telefónica, sobrevuelo de drones y un «acoso psicológico constante», describió González.

Los métodos para sobrevivir en la Embajada de Argentina contra el asedio de las milicias de Nicolás Maduro

Ante la falta de recursos, los refugiados recurren a medidas de emergencia. «Racionalizamos el agua y los alimentos que logramos conseguir. En cuanto a la electricidad, la sede tiene una pequeña planta que prendemos a la mañana un rato y en la noche para cargar los teléfonos y algunas necesidades fundamentales», relató González. Incluso intentos por recibir alimentos básicos, como pizzas, terminaron con la detención de quienes intentaban ayudarlos.

González también expresó su frustración hacia la comunidad internacional, incluyendo al Papa Francisco, por no condenar las condiciones de los asilados ni la situación de más de 2.000 presos políticos en Venezuela. Además, hizo un llamado a los presidentes Javier Milei y Luiz Inácio Lula da Silva para que ejerzan presión y se respete el derecho internacional. «Nos tratan como rehenes, quizás como piezas de cambio», lamentó.

La situación también ha impactado profundamente la vida personal de los refugiados. González, de 75 años, lleva meses sin ver a su esposa y describió esta separación como parte del «terrorismo psicológico» que enfrentan. A pesar de todo, intentan mantener el ánimo escribiendo, haciendo ejercicio y buscando actividades que les permitan sobrellevar la incertidumbre.

El temor a un asalto por parte de las fuerzas de Maduro también es una constante. «Eso es una posibilidad de que ingresen saltando todas las regulaciones del derecho internacional y tomen por asalto esta sede y nos lleven a las cárceles del horror», señaló González. La residencia diplomática, ahora vacía de personal argentino, depende de empleados locales contratados por la representación argentina para proveer alimentos.

El canciller de la Argentina, Gerardo Werthein, aún no ha designado a un responsable para esta crisis en Caracas, mientras que los refugiados esperan una solución que les permita abandonar la sede de forma segura. Entre los asilados se encuentran figuras como el exministro Fernando Martínez Mottola y otros líderes opositores, quienes continúan resistiendo en condiciones adversas.