La crisis política en Venezuela sube de tono tras las recientes declaraciones de Nicolás Maduro, quien amenazó al presidente electo Edmundo González Urrutia con «graves consecuencias» si vuelve al país para asumir el cargo el próximo 10 de enero. González Urrutia, asilado en España, ganó las elecciones de julio pasado, aunque el régimen chavista lo acusa de «conspiración» y «desobediencia de leyes».
«No juegues con candela»
Durante un acto transmitido por el canal oficialista VTV, Maduro lanzó una serie de advertencias dirigidas al líder opositor. «No juegues con candela. Respeta a Venezuela. Estás violando el acuerdo que firmaste», dijo, refiriéndose al asilo político otorgado por España. Además, lo acusó de incitar a una guerra civil «desde una tasca en Madrid».
Ambos políticos afirman que tomarán posesión de la presidencia el mismo día. Maduro, declarado vencedor por un Consejo Nacional Electoral (CNE) controlado por el oficialismo, no presentó actas que respalden su supuesto triunfo. Por su parte, González Urrutia sostiene que su victoria refleja la voluntad del pueblo venezolano y se comprometió a liderar una transición «ordenada y concertada».
Oposición ve un régimen fracturado
La oposición venezolana, encabezada por figuras como María Corina Machado, sostiene que el régimen de Maduro está «dividido y fracturado». Durante una intervención online, Machado aseguró que el 10 de enero será decisivo: «El régimen está en fase terminal, y quien está contra la pared es Maduro».
Machado planteó dos posibles escenarios para el dictador: aceptar una negociación y permitir la asunción de González Urrutia, o aferrarse al poder «a sangre y fuego», lo que, según ella, aumentaría la presión interna e internacional.
González Urrutia mantiene la calma desde España
Desde Madrid, González Urrutia reafirmó su disposición a facilitar una transición que respete el mandato popular expresado en las urnas. «Nuestra mano sigue tendida para una transición ordenada», declaró en un acto público. Además, alertó que los gobiernos de facto suelen resistirse al cambio, pero terminan cediendo bajo situaciones «desesperadas o poco convencionales».
La comunidad internacional observa con atención cómo evoluciona el conflicto político en Venezuela. Mientras el gobierno de Maduro insiste en invalidar los resultados electorales, líderes opositores piden a los ciudadanos que respalden de forma unida y firme la asunción del nuevo presidente.
¿Qué puede pasar el 10 de enero?
El futuro político de Venezuela parece incierto. Con un régimen señalado por su brutalidad y un presidente electo decidido a regresar, el 10 de enero podría marcar un punto de inflexión. La presión internacional y las tensiones internas podrían definir si se abre un nuevo capítulo democrático o si el régimen intensifica su control autoritario.
En medio de este clima de incertidumbre, lo único claro es que la lucha por el poder en Venezuela se libra no solo en las calles, sino también en el ámbito diplomático e internacional.
