Catamarca.- (Por Juan Carlos Andrada).- El mundo político de Catamarca, en los tiempos de Raúl Jalil, da para todo. Se filtró una foto del Jalil “libertario” con los Jalil “peronistas” en una reunión íntima, lo que avivó la versión insólita de que los miembros de este clan que rige la política local quieren ser oficialismo y oposición al mismo tiempo.
Y que el primero fue puesto por la Corporación Jalil como una suerte de espía o infiltrado para romper el arco opositor y garantizar la continuidad de la “familia” en el poder. Desde una perspectiva nacional, Javier Milei tendría en una suerte de oferta por liquidación: un Jalil que se presenta como libertario “purito purito” y el rebozado “peronista libertario”.
El crimen de Rojas como trasfondo
Vamos a ahondar en la tradicional figura del “espía” o el “infiltrado” en política, aunque inevitablemente rozaremos aspecto familiares y personales. Por eso, solo recordar que José Jalil Colomé es primo de Raúl Jalil, aunque dice que son amigos porque crecieron juntos. Los Jalil tienen una interna (por propiedades y negocios, claro). Por herencia, todos tienen el estigma del caso María Soledad y se dice que por esta razón el ahora libertario Dr. Jalil Colomé huyó en ese momento (o lo mandaron a los Estados Unidos para que no padezca la historia criminal de la estudiante catamarqueña que vinculaba y comprometía a la poderosa familia).
“Encubrimiento”, semejante acusación que hoy les pesa también con el caso del ex ministro jalilista asesinado Juan Carlos Rojas. No se puede negar que son coherentes en la familia, siempre en la misma línea. La Cosa Nostra, organización criminal y secreta que se basa en clanes familiares y es reconocida por la «omertá», un código de silencio o de lealtad.
El espía se busca ganar su confianza
Jalil Colomé -en adelante el espía o el infiltrado- se jacta de ser honesto (en realidad de contar con una “reputación de honestidad”) y de tener “interés” por los catamarqueños que se identifican con el proyecto nacional, aspectos ideales para ganar su “confianza”. Pero, desde una perspectiva política, se trata de “acciones indirectas” y sutiles para sumar adeptos o aliados, sin caer en la cuenta de que el objetivo es romper la oposición. Todo, con la excusa pueril de que no se está haciendo con libertarios cuya castidad esté probada o cuya virginidad política no haya pasado el protocolo que solo conoce y aplica el Doctor Libertad.
Señores, la perfección en persona que no va a ningún lado, adrede. Imaginate, Catamarca, el pueblo elegido para preservar el liberalismo en su máxima pureza. Recemos juntos y por los herejes e impuros: ¡San Milei, ruega por nosotros!
Quienes vimos pasar muchos gobiernos, ya sabemos que una acción honesta sirve para tapar muchas acciones deshonestas. El principio de un espía es categórico: dar antes de tomar. Al infiltrado se le debe el conocimiento sobre la situación real de la oposición, información de primera mano para ir delante y así poder controlar el futuro. No subestimemos al médico libertario respecto a lo improvisado que puede ser en política, sobre todo si hay negocios en común o viene de una familia donde la plata está antes que las personas.
La casta de Catamarca al palo
Entre el Jalil libertario y el Jalil peronista-libertario, entre la espada y la pared. Espejismo electoral. Un juego de distracción del poder para administrar las opciones y preservar el estatus quo: la casta catamarqueña al palo.
Mientras tanto, habrá que seguir ensalzando la castidad, continencia, decencia, decoro, diafanidad, doncellez, inocencia, integridad, nitidez, ortodoxia, perfección, tersura, limpidez, y limpieza. ¡Ridículos! Se lo comenté a mi madre mientras lavaba la ropa y me dijo: “Hijo, cuando más blanca es la prenda, más se le nota la mancha”. ¡Salud mamá, te amo!