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ECONOMÍA

En la mira de Luis Caputo: las consecuencias de la fuerte devaluación del Real brasileño para la Argentina

La situación podría generar presiones adicionales para una corrección cambiaria en nuestro país.

Luis Caputo

La fuerte devaluación del real brasileño, sumada a las tensiones fiscales y financieras que sacuden al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, encendió las alarmas en el equipo económico de Javier Milei. Brasil, socio estratégico y principal destino de las exportaciones argentinas, atraviesa un panorama complejo con efectos inmediatos y de largo alcance para nuestro país. El ministro de Economía, Luis Caputo, sigue de cerca el impacto de este escenario en las variables clave de la economía argentina: tipo de cambio, comercio bilateral, turismo y la actividad económica.

El Banco Central de Brasil ha intensificado en los últimos días su intervención en el mercado cambiario para frenar la caída de la moneda, subastando dólares de sus reservas -valuadas en unos 360.000 millones de dólares- y elevando la tasa de interés Selic hasta el 12,25% anual, con proyecciones de llevarla al 15% en los próximos meses. Aun así, el real ya acumula una devaluación del 24% en lo que va del año, una cifra que refleja la creciente desconfianza en la capacidad del gobierno brasileño para contener el gasto público y manejar la presión inflacionaria.

Un efecto espejo en el tipo de cambio argentino

La primera consecuencia de esta turbulencia es el impacto directo sobre el peso argentino. Históricamente, las devaluaciones en Brasil generaron presiones adicionales sobre el tipo de cambio local, dado que el real actúa como un parámetro de competitividad para las exportaciones argentinas. La experiencia de la crisis brasileña de 1999, cuando el gobierno de Fernando Henrique Cardoso liberó la flotación del real, aún resuena en la memoria económica argentina. En aquel momento, la drástica depreciación del real selló el destino de la Convertibilidad y dejó al descubierto las debilidades del “uno a uno”.

Hoy, la brecha en el Índice de Tipo de Cambio Real Bilateral con Brasil, que se ubica en los 73 puntos (un 27% por debajo del nivel teórico de equilibrio), refleja un deterioro significativo en la competitividad argentina frente a su principal socio comercial. Esta situación podría generar presiones adicionales para una corrección cambiaria en nuestro país, algo que el equipo de Caputo busca evitar a toda costa en medio de su política de desinflación.

Balanza comercial en riesgo

El comercio bilateral con Brasil representa una arteria vital para la economía argentina. El gigante sudamericano es el principal destino de las exportaciones nacionales y, a su vez, el mayor proveedor externo de productos para nuestro mercado. Sin embargo, un real más débil abarata los productos brasileños y encarece los argentinos, desequilibrando aún más la balanza comercial.

De hecho, el intercambio bilateral entre ambos países ya mostró señales preocupantes en los últimos meses: en agosto, la Argentina registró un déficit comercial con Brasil por primera vez en años. Las perspectivas no son alentadoras si la devaluación del real continúa, lo que amenaza con erosionar aún más el mercado para productos argentinos, en especial los manufacturados, que enfrentan competencia directa de sus pares brasileños.

El turismo como termómetro

El fenómeno también repercutirá en el turismo, un sector clave para la economía de ambos países. Para los argentinos, Brasil se presenta como un destino aún más atractivo para el verano: el tipo de cambio prácticamente no se movió en términos nominales, mientras que la inflación anual en Brasil apenas alcanza el 4,9%. Como resultado, veranear en el país vecino es hoy un 19% más barato en dólares que hace un año, consolidando el éxodo de turistas argentinos a las playas del nordeste brasileño.

Por el contrario, para los turistas brasileños, los precios en la Argentina se han disparado. Con una inflación acumulada del 166% anual, la capacidad de compra del real en nuestro país cayó un 62% interanual, lo que desalienta fuertemente el arribo de visitantes brasileños. Esto supone un duro golpe para regiones como la Patagonia, Mendoza y las provincias del Litoral, que dependen en gran medida del turismo extranjero.

Euforia bursátil y oportunidades

En medio de la volatilidad, la Bolsa argentina emerge como un refugio atractivo para los inversores regionales. Mientras que el índice Bovespa de San Pablo acumula una caída del 6,7% en lo que va del año, el Merval argentino registra una suba récord del 135% en dólares. La incertidumbre sobre la economía brasileña podría redireccionar flujos de inversión hacia el mercado argentino, extendiendo el rally bursátil local que comenzó con la asunción de Javier Milei y las señales de disciplina fiscal que emitió su gobierno.

Impacto en la actividad económica

El punto más delicado, aunque difícil de cuantificar, es el posible impacto sobre la actividad económica en Argentina. Durante décadas, los economistas coincidieron en que cada tres puntos de crecimiento del PBI brasileño generaban un punto adicional de crecimiento en Argentina por el «arrastre» de la demanda del principal socio comercial. Un estancamiento o caída en la economía brasileña, entonces, podría limitar las perspectivas de recuperación del PBI argentino, que el Gobierno de Milei estima en un crecimiento del 4,4% para 2025.