Frente a los riesgos de cortes de luz previstos para el verano, el Gobierno nacional trabaja de manera coordinada con las empresas generadoras, distribuidoras y transportistas de electricidad. El objetivo es mitigar las posibles interrupciones del suministro durante los meses más calurosos, en un contexto marcado por la precariedad de la infraestructura energética tras dos décadas de escasa inversión y una demanda que promete superar los máximos históricos.
Aunque las perspectivas climáticas recientes ofrecen un leve respiro —con mayores reservas de agua en Brasil que podrían aportar energía hidroeléctrica y temperaturas menos extremas de lo anticipado—, la situación sigue siendo crítica, sobre todo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Esta región concentra un tercio de los usuarios del país y representa el mayor desafío para el sistema eléctrico, con consumos que alcanzan picos de 12.000 megawatts (MW) en las horas de mayor calor.
De estos picos, el sistema interconectado solo puede aportar 7.000 MW, mientras que el resto debe ser generado localmente mediante usinas en el AMBA, muchas de las cuales operan con equipos antiguos y requieren quema de combustibles fósiles para funcionar. A nivel nacional, el impacto del uso masivo de aires acondicionados es aún mayor: estas unidades representan una carga adicional de 10.000 MW, lo que eleva el consumo un 40% por encima del promedio anual.
Acciones en marcha
Consciente del desafío, el Gobierno de Javier Milei explora acuerdos con grandes industrias para que reduzcan su consumo en horarios pico a cambio de compensaciones económicas financiadas por Cammesa. Además, busca reforzar la red de transporte de energía con una licitación para ampliar las líneas de alta tensión en el AMBA, un proyecto valorado en USD 1.000 millones que, aunque no tendrá impacto inmediato, promete mejorar la capacidad del sistema a mediano plazo.
Por otro lado, Edenor y Edesur, las principales distribuidoras del AMBA, están implementando medidas específicas como la incorporación de generadores móviles y el fortalecimiento de sus equipos técnicos para responder rápidamente ante emergencias. Estas empresas también lanzaron campañas de concientización dirigidas a los hogares, promoviendo el uso responsable de la energía con la esperanza de reducir el consumo doméstico hasta en un 30% durante los picos de demanda.
Ajustes tarifarios y desafíos futuros
Las autoridades consideraron que el aumento de tarifas y la reducción de subsidios energéticos de este año como un mecanismo para moderar el consumo, particularmente en sectores residenciales. Según explican fuentes oficiales, estas medidas podrían actuar como un disuasor, similar a lo observado en el consumo de gas durante el invierno pasado.
A largo plazo, sin embargo, el panorama presenta grandes desafíos. La mayoría de las máquinas generadoras en el país superan los 50 años de antigüedad, y muchas están llegando al final de su vida útil. Las empresas del sector advierten que, sin inversiones significativas y sostenidas, el sistema energético enfrentará un deterioro aún mayor a partir de 2026, complicando no solo la capacidad de satisfacer la demanda, sino también el desarrollo económico del país.
Con estas medidas inmediatas y planes de mayor alcance, el Gobierno busca minimizar las interrupciones y garantizar que los argentinos puedan transitar el verano con una red eléctrica que responda, al menos, a las necesidades básicas.