El Gobierno de Javier Milei enfrenta una creciente crítica en uno de los sectores más vulnerables de la sociedad: los jubilados. El 62,5% de los argentinos considera que el actual gobierno «trata mal» a este grupo, mientras solo el 21% cree que son tratados adecuadamente.
Según un estudio reciente de la consultora Analogías, realizado entre el 7 y el 9 de diciembre mediante entrevistas telefónicas a 2.612 personas mayores de 16 años en todo el país, destacó el descontento generalizado hacia la gestión del gobierno en relación con los jubilados. Este sector, históricamente sensible a los ajustes económicos, parece haber sido uno de los más golpeados por las políticas libertarias implementadas en el primer año de la gestión Milei.
Aunque la imagen positiva del presidente creció 5 puntos, alcanzando el 43,4%, las opiniones negativas permanecieron altas con un 44,7%. Este crecimiento en la percepción favorable provino mayormente de aquellos que previamente no tenían una opinión formada, pero no logró revertir la fuerte desaprobación en temas clave como el trato a los adultos mayores.
La mayoría de los argentinos ven con pesimismo la situación económica de cara al 2025
El estudio también arrojó datos contradictorios sobre las expectativas económicas. Si bien la percepción sobre el futuro económico personal mejoró en un 7,5% durante diciembre, sigue predominando el pesimismo, con un 46% de escepticismo frente a solo un 37,7% de optimismo. Este panorama muestra que, aunque algunos indicadores económicos pueden estabilizarse, los ciudadanos, especialmente los jubilados, sienten el impacto de las medidas.
A pesar del esfuerzo del gobierno por destacar las ventajas de su política económica, la percepción sobre el trato hacia los jubilados se alinea con una valoración negativa de la gestión en general. Solo el 43,4% aprueba las políticas económicas, mientras que un 44,7% las desaprueba, lo que refleja un país dividido sobre los resultados del primer año de Milei en el poder.
El descontento de los jubilados no solo es una cuestión económica, sino también simbólica, ya que representan un grupo que muchas veces no puede adaptarse a los cambios de manera rápida. Si el gobierno no mejora su relación con este sector clave, el malestar podría convertirse en un tema central en el debate político de cara a las próximas elecciones.