El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) organizó una costosa fiesta de fin de año el pasado 17 de diciembre en el Cine Gaumont, generando controversias por el uso de fondos públicos del Estado. Con un presupuesto de $3.500.000, el evento incluyó champagne, cerveza, sidra y un menú gourmet para 200 personas.
La contratación del catering, adjudicada a Gran Yantar Catering S.A.S., fue aprobada por el gerente del organismo, Carlos Marcelo Vargas Eguinoa. Según el expediente EX-2024-122372247- -APN-GAYF#INCAA, el menú incluyó entradas como pinchos caprese y mini empanadas, platos principales con pernil de cerdo y dulces como brownies y alfajorcitos. Las bebidas destacaron por incluir marcas premium como champagne «Cordero con Piel de Lobo Extra Brut» y cervezas Heineken en lata.
El gasto ha provocado críticas en un contexto de ajuste en diversos sectores públicos y dificultades económicas en el país. Los recursos podrían haberse destinado a apoyar producciones nacionales o festivales de cine, áreas que enfrentan reducciones de fondos y falta de inversión.
La respuesta del INCAA ante la cena de fin de año
El INCAA justificó el evento alegando que se trataba de una celebración para sus empleados con motivo de las festividades de fin de año. La decisión de incluir bebidas alcohólicas y productos de alta gama en una fiesta financiada por el Estado ha sido vista como una falta de sensibilidad.
El presupuesto inicial aprobado para la fiesta ascendía a $4.038.000, pero la adjudicación final se realizó por $3.500.000. Este monto incluyó no solo alimentos y bebidas, sino también vajilla, cristalería, mantelería y personal de servicio. A pesar de la reducción en el gasto, la polémica sigue centrada en la elección de priorizar un evento interno sobre otras necesidades urgentes.
Críticos también señalaron el contraste entre este gasto y la realidad económica del país, donde más del 50% de la población vive en la pobreza.
El evento ha abierto un debate sobre el manejo de los recursos públicos en organismos culturales y la necesidad de garantizar una mayor transparencia y responsabilidad en el uso de los fondos destinados al desarrollo del cine nacional. Mientras tanto, las críticas hacia el INCAA continúan creciendo, marcando un cierre de año complicado para la institución.