El 63% de los trabajadores informales en la Argentina vive en hogares pobres, cifra que contrasta con el 27% de los asalariados formales en la misma situación. Esta problemática resalta la relación directa entre empleo precario y pobreza, especialmente cuando más de la mitad de los trabajadores informales (59%) perciben un ingreso mensual por debajo del valor de la canasta básica de bienes y servicios.
Según el informe del Empleo Asalariado Informal y la Pobreza Laboral de la UBA, el salario mínimo promedio del segundo trimestre de 2024 fue de $190.000, mientras que la línea de pobreza individual alcanzó los $238.000. Esta brecha evidencia una pérdida significativa del poder adquisitivo frente a años anteriores. Tener empleo ya no asegura salir de la pobreza en la Argentina, un fenómeno que afecta tanto a trabajadores informales como formales en distintos grados.
La tasa de informalidad, en aumento
La informalidad laboral alcanzó un preocupante 36,7% en el tercer trimestre de 2024, marcando un incremento de un punto porcentual respecto al año anterior. Esta cifra es una de las más altas desde 2008, cuando la tasa se ubicaba en niveles similares. Según datos del EPH-INDEC, la tasa se mantuvo relativamente estable entre 32% y 35,7% en el período de 2008 a 2020, mostrando un salto reciente impulsado por las condiciones económicas adversas.
El análisis por género revela que las mujeres son las más afectadas por la informalidad, con una tasa del 38,9%, cinco puntos por encima de la masculina (34,2%). No obstante, debido a la mayor proporción de hombres en el empleo asalariado, el total de trabajadoras informales representa el 51%, mientras que los hombres alcanzan el 49%, según el informe del segundo trimestre de 2024.
Los jóvenes, los más afectados
La informalidad golpea especialmente a los jóvenes. En el segundo trimestre de 2024, más del 64% de los asalariados menores de 25 años trabajaba sin cobertura de normativa laboral ni seguridad social. En comparación, los trabajadores de 45 a 64 años registraron la tasa de informalidad más baja, con un 27,5%.
El panorama por grupos etarios muestra una alta incidencia de la informalidad entre mayores de 65 años (47,9%) y una proporción significativa en trabajadores de 25 a 44 años (34,4%). Estos datos subrayan las desigualdades generacionales en el acceso a empleo formal y a los derechos laborales.
El informe señala una correlación estrecha entre la informalidad y la pobreza. Cuatro de cada diez asalariados viven en hogares pobres, cifra que aumenta al 63% entre informales. Esto, sumado a la incapacidad de superar la línea de pobreza con los ingresos actuales, refuerza la urgencia de políticas públicas que prioricen la formalización del trabajo.
Desde 2003, la informalidad laboral se mantiene en niveles alarmantemente altos, reflejando problemas estructurales del mercado laboral argentino. A pesar de algunas mejoras esporádicas, las cifras del tercer trimestre de 2024 muestran que las condiciones de los trabajadores informales están lejos de mejorar, afectando su calidad de vida y estabilidad económica.