La fuga masiva de presos en la comisaría de Liniers ha puesto en alerta a las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires. El fiscal general, Juan Bautista Mahiques calificó el hecho como de “gravedad institucional importante” y abrió una investigación para determinar si hubo connivencia o negligencia por parte de los efectivos policiales. Este suceso ocurrió en la noche del lunes y dejó en evidencia las grandes fallas de seguridad en la comisaría.
El fiscal Mahiques destacó que es alarmante que no se haya detectado la fuga, a pesar de que los presos escaparon a través de un boquete de aproximadamente 30 centímetros de diámetro. En sus declaraciones, el fiscal también cuestionó la capacidad de la policía porteña para gestionar la seguridad de los detenidos. Consideró necesario abrir un “debate serio” sobre la creación de un servicio penitenciario en la ciudad, dado el creciente número de fugas y la falta de recursos adecuados en las comisarías.
Investigación sobre la fuga y cambios en la cúpula policial
La fuga de los 17 reos —11 argentinos y 6 chilenos— también provocó cambios dentro de la policía porteña. El Gobierno de la Ciudad presentó una denuncia penal contra los jefes de la fuerza en la comisaría, Pablo Kisch y Jorge Azzolina, quienes fueron desplazados de sus cargos. A raíz de este incidente, el fiscal Mahiques designó a la fiscal Lorena San Marco al frente de la causa, quien se especializa en Violencia Institucional e Integridad Policial.
El hecho ocurrió en la alcaidía de Liniers, ubicada en la calle Gana al 400, donde los presos se escaparon por rutas diversas, cruzando avenidas importantes y el puente peatonal de la avenida General Paz. Los testigos señalaron que los detenidos se escaparon en grupos y que la policía reaccionó con retraso, demorando 40 minutos en iniciar la búsqueda.
Consecuencias y situación del sistema penitenciario
Este incidente es el quinceavo en lo que va del año, lo que resalta la crisis en el sistema de detención de la Ciudad. La superpoblación carcelaria ha sido citada como una de las principales causas de estos sucesos. La comisaría de Liniers, que originalmente tenía capacidad para mil detenidos, actualmente alberga a casi el doble, lo que genera condiciones propensas para situaciones como las fugas.
A pesar de las tareas de investigación y de la presencia de brigadas especializadas en el operativo cerrojo, la policía solo ha logrado recapturar a dos de los evadidos. La fuga masiva pone de manifiesto la creciente preocupación por la seguridad en las comisarías y los desafíos que enfrenta la justicia porteña en el control de la criminalidad.