En medio de los operativos de alcoholemia que realiza la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, un diplomático ruso armó un escándalo. La situación se desbordó cuando el sujeto se atrincheró en el interior del vehículo que conducía, perteneciente a la embajada.
El episodio comenzó alrededor de las 10.45, en medio del operativo montado por la Ciudad de Buenos Aires. El conductor de un auto Volkswagen Bora blanco con dominio “D094CSB” no prestó su colaboración. Entre las cosas a las que se negaba estaban la presentación de la documentación requerida por el puesto de control y la realización del test con alcoholímetro que determina el nivel exacto de alcohol en sangre.
La Policía de la Ciudad trabajó en el lugar tras el llamado de los agentes de tránsito y finalmente escoltaron al auto hasta la embajada. Una vez allí se realizará el acta correspondiente. También llegaron miembros de la Policía Federal. El conductor se negaba a hablar en español, y, casualmente, un ciudadano ruso que pasaba por las inmediaciones se ofreció como traductor e intermediario.
«Es una vergüenza para mi país. No entiendo qué hacen, por qué no quieren acceder al control», indicó el joven a las cámaras. Parado al lado del vehículo, se asoma a la ventanilla del conductor y le habla en su idioma natal. «Dice que no es alguien importante, pero que ha tomado alcohol», tradujo luego del breve intercambio.
Después de esta situación, el Ministerio de Seguridad, junto a la Cancillería, enviaron al departamento de Seguridad Diplomática de la PFA para hacerse cargo. Para estas situaciones se debe cumplir con la convención de Viena y las leyes que rigen las relaciones diplomáticas. Por ese motivo, las actuaciones seguirán por canales federales.
El Volkswagen Bora arribó a las 12 a la embajada rusa, ubicada en Rodríguez Peña al 2700, escoltado por la Policía. Para poder realizar el procedimiento, se realizó un corte de calle en las inmediaciones del lugar, según informó LN+.
En el auto, además del conductor atrincherado, había otras tres personas que descendieron cuando llegaron las cámaras de televisión al lugar. Todos se negaron a acreditar su identidad.
La actuación judicial entre Estados
La Convención de Viena es un tratado internacional al que Argentina adhiere. Eso figura en la Constitución Nacional, y es por ese motivo que la Policía de la Ciudad se vio imposibilitada a actuar de oficio. Según el Artículo 22 del pacto, los diplomáticos cuentan con una inmunidad y los agentes del Estado receptor quedan imposibilitados a actuar sin consentimiento del jefe de la misión, es decir, sin una autorización de la Embajada.
En el tercer inciso de este artículo se indica que un medio de transporte de una misión diplomática no puede ser «objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución». De esta manera, puede entenderse que el chofer se haya negado a colaborar, al resguardarse en el marco jurídico que ofrece tal Convención.
Esto entra en discusión con dos artículos. El art. 41 de la Constitución, que indica que, así como todo ciudadano tiene el derecho de contar con un ambiente sano, también tiene el deber de preservarlo. Además, el art. 239 del Código Penal contempla que «será reprimido con prisión de quince días a un año, el que resistiere o desobedeciere a un funcionario público en el ejercicio legítimo de sus funciones».