Las ventas en supermercados continuaron su descenso en octubre, marcando su nivel más bajo en los últimos seis meses. Según datos del INDEC, la caída mensual fue del 1,7%, mientras que la caída interanual alcanzó el 17,8%. Esta situación refleja la dificultad del consumo ante la creciente inflación y la inestabilidad económica del país. El sector minorista sigue sin repuntar, con la falta de poder adquisitivo de los consumidores como principal factor.
A pesar de este panorama negativo, hubo un sector que destacó: los autoservicios mayoristas. Estos lograron un crecimiento mensual del 2,1% en octubre, alcanzando el mejor resultado desde febrero de este año. Sin embargo, al observar el desempeño anual, se sigue viendo una caída del 22,8%, la mayor desde que comenzó la gestión de Javier Milei. Este contraste entre supermercados y mayoristas pone en evidencia las diferencias en las preferencias de los consumidores en un contexto económico complicado.
En cuanto a los métodos de pago, se vio un cambio importante. Mientras que las tarjetas de crédito siguen siendo el medio más usado (46,3% de las compras), los pagos en efectivo y con tarjeta de débito mostraron caídas significativas. Además, crecieron los pagos con vales, cuponeras, y códigos QR, aunque representaron solo el 10,4% de las transacciones. Estos cambios reflejan cómo los consumidores ajustan sus formas de pago ante la creciente presión de la inflación y los altos precios.
De las categorías de productos, las frutas y verduras fueron las únicas que mostraron una leve subida en sus precios, acorde con el aumento general de la inflación. En contraste, sectores como electrónica, indumentaria y bebidas sufrieron caídas considerables en las ventas. Estos datos evidencian que los consumidores están priorizando productos esenciales mientras reducen el gasto en bienes no básicos.
El acumulado de ventas de supermercados durante los primeros diez meses del año muestra una caída real del 12,3%, con un total de ventas que llegó a los $14,5 billones. Estos números no solo reflejan un mal desempeño en 2024, sino que también indican que las ventas están por debajo de los niveles de 2022, 2021 y años anteriores, una tendencia preocupante para el sector.
En el ámbito de los shoppings, también se observó una baja en las ventas, con una caída del 7,8% en octubre. Este descenso fue más pronunciado en la Ciudad de Buenos Aires, especialmente en rubros como textil, electrónica y librerías. La contracción del consumo en estos segmentos subraya las dificultades económicas que siguen afectando a la clase media.
Este 2024 ha sido un año complejo para los supermercados, con caídas en las ventas que reflejan las dificultades de los consumidores para afrontar los altos precios. Por otro lado, los autoservicios mayoristas siguen mostrando cierto dinamismo, aunque las perspectivas económicas siguen siendo inciertas.