TCA es una abreviatura para referir a un compuesto químico denominado Tricloroanisol. Se trata de un defecto relativamente habitual en el vino que, de una manera más mundana, se conoce como la enfermedad del corcho. Se estima que afecta a un cuatro por ciento de los vinos embotellados en todo el mundo. Un aspecto a considerar en este sentido es empezar por preguntar por qué razón resulta importante el corcho para el vino.
Una primera respuesta se asentaría en el hecho de que la industria haya evolucionado en la búsqueda de soluciones que cumplan con los valores que se le presuponen a cualquier vino de calidad: preservar el contenido de la botella, habilitando la evolución de un vino en su interior pero sin alterar su personalidad.
Es fundamental considerar que la TCA no es otra cosa que un proceso químico que se produce como consecuencia de la presencia de clorofenoles. En concreto, se trata de unas moléculas, inodoras en primera instancia, que pueden hallarse en el ambiente y cuya presencia suele ser habitual tanto en el alcornoque, el árbol a partir del cual se extrae el corcho, como así también en el agua y en el suelo de los bosques.
Sin embargo y a pesar de recibir este nombre, es curioso saber también que esta reacción química no es exclusiva del corcho sino que, además, puede darse en un momento dado en el interior de una barrica infectada o en un tanque, si bien es cierto que este tipo de recipientes cuentan con controles exhaustivos que, con los años, han eliminado la posibilidad de que una infección se dé en ellos.
La proliferación
Más allá de su manifestación y su estructura, en la que el cloro es un componente, los ambientes húmedos (como podría serlo, por ejemplo, una bodega) son el ambiente más adecuado para que el TCA desencadene su lucha por la supervivencia.
Efectivamente, eso es lo que hace: evita desaparecer mediante la producción de hongos, levaduras y bacterias mediante un proceso que se dio en llamar biometilación. Este proceso consiste en la mutación de los clorofenoles dañinos para este conjunto de enzimas en otros que son inofensivos llamados cloroanisoles. Se trata de una familia de sustancias extremadamente volátil y con un extremo potencial aromático, entre las que destacan el tetracloroanisol o TeCA, que es un agente contaminador atmosférico y el tricloroanisol o TCA, que es específico del corcho.
Algunas maneras de detectarlo
Un aspecto a considerar es que, desde las últimas décadas, se desarrolló un notable esfuerzo por parte de las bodegas para eliminar cualquier alteración atmosférica de clorofenoles. De ese modo, se llevó a cabo a un cuidadoso control de todos los procedimientos implicados en el proceso de elaboración del vino, en pos de eliminar cualquier posible partícula de cloro presente en alguna de las etapas y en cualquiera de los agentes que intervienen en la elaboración de un determinado blend.
De ese modo, no solo se ejerce un control sobre la utilización de detergentes, sino también, del tipo de pesticidas que se aplican a las vides, las cualidades del agua o el mantenimiento de las barricas. Una serie de medidas de contención para que aquella contaminación atmosférica, surgida tanto de manera natural como por obra de las personas intervinientes, no sea un factor inesperado en un ejemplar de vino.
Por otro lado, cuando el TCA es intrínseco al corcho de una botella, las medidas protocolares son sensiblemente diferentes. Asimismo, también hay casos en los que no responde solamente a las condiciones originarias del corcho sino, en gran medida, al almacenamiento posterior de una botella.
Pero ¿De qué modo saber si un vino está infectado de TCA? Para detectarlo es fundamental valerse exclusivamente del sentido del olfato. Efectivamente, al descorchar un vino, más allá de su calidad y su reputación, de estar presente una infección por TCA lo primero que se percibirá serán aromas a moho y humedad. Dos auténticas señales de que nuestra botella se estropeó debido a este proceso químico. Por otro lado, si se quisiera ir aún más allá y catar el vino, en boca se sentirá amargo y rancio. En tal caso, no quedará más alternativa que descartar ese vino.