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SOCIEDAD

Vino Albariño: una alternativa especial para el verano

La temporada de calor se mantiene en nuestro país y ello motiva la ocasión de experimentar nuevas alternativas en materia de vinos, de modo que el Albariño supone una atractiva opción.

Vino Albariño

El vino Albariño es, probablemente, un una opción poco considerada en Argentina. Sin embargo, el verano constituye una temporada especial para vinos ligeros y refrescantes que son aptos para disfrutarse durante las tardes cálidas y las noches algo más frescas. Si bien muchos entusiastas del vino pueden recurrir a favoritos conocidos como el Sauvignon Blanc o el Chardonnay, el Albariño se constituye como una estrella en ascenso que merece un lugar en su rotación de vinos de verano e incluso en convertirse en en nuevo favorito de la estación.

El vino Albariño es originario del extremo noroeste de Iberia, que hoy incluye España y Portugal. Más precisamente, se estima que las uvas son originarias de la provincia de Pontevedra, en Galicia. Sin embargo, su cultivo y usos se remontan hasta los antiguos romanos, quienes a menudo lo utilizaban para mezclarlo con otras variedades. Hacia finales del siglo XIX, un brote de filoxera arrasó con la mayoría de los viñedos europeos. Conviene recordar que la filoxera de la uva es un insecto que se alimenta de las raíces y hojas de las vides, dejando a su paso deformidades extremas. Asimismo, también tiende a producir infecciones fúngicas subsidiarias en las plantas. Luego de aquel brote epidémico, el Albariño consiguió resurgir desde las cenizas al ser replantado. Aún más, a finales de la década del ochenta adquirió una considerable notoriedad en tanto que vino varietal.

Hasta no hace mucho se suponía que las uvas Albariño llegaron a Galicia por los monjes de la Orden del Císter durante el siglo XII?. Aquella orden había sido fundada en 1090 en la abadía de Citeux, en la Côte d’Or de Borgoña. Esos monjes, que provenían de regiones vitivinícolas de Francia, habrían plantado viñedos en los valles del Camino de Santiago.

Método de elaboración y características

Como es el caso de la mayoría de los vinos blancos, las uvas Albariño se maduran removiendo la piel de la uva. Con posterioridad, se prensa hasta que se alcance la consistencia adecuada. Esa ausencia de piel de la uva hace que el vino mantenga su característica tonalidad clara. De mantenerse los hollejos, se obtendría como resultado un vino mucho más amargo en función al contenido de fenol presente en el hollejo (también conocido como ácido carbólico). La remoción de la piel hace que la producción de vino Albariño sea algo más tediosa, no obstante, hace que la experiencia de degustación sea mucho mejor.

Los vinos Albariños normalmente envejecen en toneles de acero inoxidable. Sin embargo, hay casos de algunos viñedos que ahora están envejeciendo parte de su producción de uvas Albariño en barricas de roble. Esta práctica habilita que el vino se oxigene y produzcan más taninos. Asimismo, también resulta más fácil reducir parte de la acidez, produciendo un sabor de vino Albariño completamente diferente.

Aunque se acuerda que el Albariño es un tipo de uva y vino gallegos, se cultiva tanto en España como en Portugal con nombres similares. En España se llama Albariño, mientras que en Portugal se escribe «Alvarinho«. Esta uva se cultiva y se conoce principalmente en las Rías Baixas en Galicia, España. Cada una de las cinco regiones diferentes de Rías Baixas produce un vino con un sabor sensiblemente diferente. Portugal, por su parte, produce una cantidad considerable de vino Albariño, pero a menudo utilizan diferentes variedades para mezclarlo y, de ese modo, reducir parte de la acidez.

Las uvas Albariño que se cultivan en la costa producen un vino con mayor salinidad, también conocida como “mineralidad”. La salinidad es detectable por los consumidores a través del pH (es decir, qué tan ácida o básica resulta la solución) del vino. En ese sentido, puede actuar como una especie de condimento para el plato con el que se maridará el vino. El vino Albariño generalmente es un blanco seco que puede saber a diferentes frutas ácidas: pomelo, albaricoque, melón dulce, ralladura de limón, entre otras. Notablemente, estos sabores afrutados pasarían a primer plano si las uvas se cultivaran más en el interior.