River no atraviesa su mejor momento en el Torneo Apertura, y las estadísticas recientes generan inquietud en los hinchas. A pesar de la ilusión que generó el regreso de Marcelo Gallardo, los números reflejan una realidad preocupante: el equipo no logra consolidarse en el torneo y acumula resultados negativos.
Desde su vuelta al banco millonario, el equipo ha disputado 21 partidos, con apenas ocho victorias. De esos triunfos, cinco fueron en el Estadio Monumental y solo tres como visitante, lo que evidencia una marcada irregularidad. Además, el rendimiento del equipo ha estado por debajo de las expectativas, con dificultades para imponer su estilo de juego.
Uno de los problemas más notorios es la falta de gol. En siete partidos, River no logró convertir, y en otros ocho encuentros, solo anotó un tanto. Esta escasez ofensiva contrasta con la posesión de balón que maneja el equipo, ya que es el conjunto con menos efectividad de cara al arco entre aquellos que tienen más del 60% de posesión promedio en el torneo.
Otro dato preocupante es el desempeño en los clásicos. De los 5 enfrentamientos ante rivales directos, el equipo solo logró vencer a Boca, mientras que en los duelos ante Racing, Independiente y San Lorenzo, no consiguió la victoria. Esto marca una tendencia negativa en los partidos más importantes.
Un panorama incierto para Gallardo y River
El empate sin goles ante San Lorenzo aumentó las dudas sobre el presente del equipo. Gallardo, visiblemente molesto, decidió suspender la conferencia de prensa posterior al partido, lo que refleja la tensión que se vive puertas adentro. Aunque desde el entorno del técnico, se afirmó que era porque tenía fiebre y no se sentía del todo bien.
Con el Torneo Apertura de la Liga Profesional en marcha, la necesidad de un cambio de rumbo es urgente. La hinchada exige respuestas, y la dirigencia sabe que no hay margen para más tropiezos. El equipo deberá encontrar soluciones inmediatas si quiere volver a ser protagonista.
La presión crece, los números no acompañan y la paciencia de los hinchas empieza a agotarse. El desafío del Muñeco será recuperar la identidad futbolística y devolverle a River la solidez que supo tener en otros tiempos y que tantas alegrías dio a toda la fanaticada rojiblanca.