Muy fuerte es lo que sucede entre María Fernanda Callejón y Ricky Diotto, y es que parece que su guerra no tiene fin. Así lo dejaron saber en Intrusos, el ciclo conducido por Adrián Pallares y Rodrigo Lussich para América TV, donde siempre tienen toda la información sobre lo que sucede en las vidas de los personajes más mediáticos del espectáculo.
Fue Karina Iavícoli quien dio toda la información sobre lo que sigue en la guerra judicial entre María Fernanda Callejón y Ricky Diotto: «Esta novela nunca termina y cada vez hay menos dinero. No hay tanto por qué pelear, veo que es una cuestión más personal por esa rutura de amor. La que suele hablar es Fernanda, Diotto no habla».
«El 26 de marzo es la audiencia. Diotto va a llevar todos los papeles de lo que él paga. Él quiere vender esa bendita casa, comprar un departamento para su hija y con el dinero que sobre tener algo de plata para alquilar ambas partes, por un lado Callejón y por el otro él. Quiere sacarse esa deuda que tiene con la hipoteca que asciende a millones», contó.
«Diotto paga el colegio de la hija, la hipoteca, la obra social y todos los gastos que conlleva el cuidado de su hija. Uno se pregunta qué paga Callejón: las expensas, que son altísimas, las cuotas de la camioneta, y los servicios. Pero me dicen que no paga los impuestos inmobiliarios ni las tasas municipales hace un año, te mandan a buscar mandatarios. Ella no accede pero da a entender que el que no quiere es él», agregó Karina Iavícoli.
«Fernanda sigue dolida, Diotto es siempre atento y amable; son dos buenas personas. El tema siempre fue la guita y la casa», señaló Adrián Pallares. «Ella denunció los golpes, eso quedó desestimado. No tomó relevancia porque no hay pruebas. Mediaticamente es una herida que queda. Siempre habrá sospechas sobre Diotto, el nombre de él quedó manchado», recordaron en el panel.
María Fernanda Callejón apuntó contra Ricky Diotto
En una reciente entrevista para A la tarde (América Tv), María Fernanda Callejón manifestó: «Traté de respetar la cautelar siempre, estoy harta. Es un hartazgo normal y natural después de casi tres años de no poder entender por qué él no quiere llegar a un acuerdo. Mi mente no comprende qué le pasa en su cabeza, que no quiere hablar o acordar».
«No sé qué pasa por su cabeza cuando habla de sacarle el centro de vida a nuestra hija. Que es muy chiquita. La casa es un pedacito de tierra, la nena no puede vivir sola, tiene que vivir con su mamá porque es menor. El primer día que nació mi hija ya hubo violencia, pero lo naturalicé, la esperé tanto que tenía siete tratamientos encima y estaba revolucionada hormonalmente, y ahí tuve una alerta y pensé que era yo», agregó.
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