La variedad Albariño es un ejemplar de uva blanca procedente de Galicia, de aromas frutales a partir de la cual se elaboran vinos con elegancia, de acidez elevada, y un cuerpo presente de estructura firme, deviniendo así en uno de los referentes de los vinos blancos españoles.
La versión más difundida acerca de la uva Albariño se debe al escritor de Galicia, Álvaro Cunqueiro, quien narró que esta variedad se introdujo en su tierra natal a través de Francia durante el siglo XII. Ello se llevó a cabo por obra de los monjes de la orden del Cister.
En principio, se trató de un tipo de planta que se hallaba por fuera del alcance de las clases más bajas. En efecto, la variedad Albariños se cultivaba de manera exclusiva en monasterios hasta entrado el siglo XVIII. Hoy por hoy se sostiene la teoría de que la uva Albariño es originaria de Galicia. Por otro lado, existe una postura que afirma que, en realidad, se importó al territorio desde la época del Imperio Romano.
Su llegada a Argentina
En concreto, esta variedad de vino blanco se asentó en nuestro país en el año 2004, de mano de Trapiche Costa & Pampa, quienes representaron una de las primeras bodegas en producirlo en viñedos ubicados a pocos kilómetros del mar.
Tal fue su arraigo que, en el año 2022, alcanzó la notable calificación de 95 puntos a partir de la meditada evaluación del reconocido crítico inglés Tim Atkin. En efecto, el referente de la industria le otorgó los laureles en tanto que Mejor Albariño nacional, después de degustar y considerar cerca de 1.500 etiquetas procedentes de alrededor de 260 bodegas argentinas.
Procedente de Galicia, en la Península Ibérica, la uva Albariño es una variedad blanca de aromas reminiscentes a frutas que es capaz de producir vinos reconocidos a nivel mundial por su elegancia, su alta acidez, su estructura y su cuerpo, siendo uno de los referentes por antonomasia de los vinos blancos españoles.
Características
El vino que se elabora a partir de uvas Albariño supone una opción perfecta para consumir a modo de aperitivo, a la par de mariscos y pescados de cualquier índole. El muy singular clima marítimo da como consecuencia un vino ligero, con matices tonales de índole verdosa. Asimismo, habilita notas a damasco, durazno y flores blancas.
Los vinos Albariño se caracterizan por su frescura en boca con una notable manifestación mineral. Su final es largo y refrescante lo cual hace un par sin igual respecto a la gastronomía procedente de los mares.
Cada cuarto día del mes de agosto se celebra el Día mundial del Albariño, cuyos orígenes ibéricos supieron adaptarse de manera notable, desde el año 2004, al terroir argentino, particularmente mediante el meditado trabajo en términos de su posicionamiento y consolidando, de ese modo, una adecuación exitosa al siempre intimidante clima oceánico.
El jefe de enología de la bodega Trapiche, Ezequiel Ortega, confesó que el Albariño se encontraba muy poco tenido en cuenta en nuestro país y, sin embargo, consiguió adaptarse de manera sobresalientemente bien al clima oceánico de Chapadmalal.
Ello responde de manera exclusiva a que se trata de una variedad que gusta singularmente del viento. En concreto, la planta presenta los pecíolos de las hojas considerablemente largos, con el objetivo de favorecer el circular del viento. Tal fenómeno no se trata de algo caprichoso, sino que cumple la vital función de garantizar que la planta pueda mantenerse seca e invulnerable a los efectos contraproducentes de la humedad. Tales circunstancias dan como resultado unos racimos considerablemente pequeños, cuyas bayas son chicas, concentrando asimismo los sabores y aromas. Tales características no pueden sino dar como resultado un gran potencial para la producción de vinos de alta calidad.
