En las últimas horas se supo que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, advierte un arancel del 200% a los vinos europeos. El empresario devenido político afirma que el impuesto a las importaciones de alcohol es y debe entenderse a la manera de una represalia por el «desagradable» arancel del 50% que se impuso al whiskey bourbon procedente de Estados Unidos. Esto responde fundamentalmente a la beligerancia iniciada por el presidente estadounidense contra los principales socios comerciales del país y supone la última amenaza de escalada en lo que respecta al conflicto comercial global.
Trump afirmó el pasado jueves en una publicación en su cuenta de la red social Truth Social que los aranceles a todas las bebidas alcohólicas procedentes del bloque son una respuesta a la acción de la Unión Europea contra el whiskey bourbon, que entrará en vigencia desde el próximo 1 de abril.
Sin embargo, esta medida europea supuso en sí misma una parcial respuesta de 26.000 millones de euros (28.000 millones de dólares) a los aranceles del 25% que Trump hubo impuesto a las importaciones de acero y aluminio, ocurridos el pasado miércoles.
Donald Trump asegura que los socios comerciales del país norteamericano se han aprovechado de Estados Unidos y que los aranceles contribuirán a la recuperación de empleos, lo cual supone una teoría que la mayoría de los economistas convencionales rechazan de manera categórica.
Los aranceles a la Unión Europea, Canadá, México y China, y los impuestos utilizados a la manera de represalia, amenazan con llevar la economía estadounidense a una recesión, y Trump ha admitido que podría haber un «período de transición» mientras las empresas empiezan a producir más en los Estados Unidos.
El problema con los mercados
Hasta el momento, la Casa Blanca ha ignorado de manera sistemática las preocupaciones de los inversores, luego de que sus anuncios arancelarios fueran recibidos con fuertes liquidaciones en la bolsa. El impacto de estos aranceles disiparon todas las ganancias del precio de las acciones desde la elección en noviembre. A pesar de haber sido quien dio inicio a este conflicto comercial, Trump pareció estar furioso por las medidas de represalia de la Unión Europea.
Tal es así que el presidente estadounidense escribió: “Si este arancel no se elimina de inmediato, Estados Unidos impondrá próximamente un equivalente del 200 % a todos los vinos, champagnes y productos alcohólicos procedentes de Francia y otros países representados por la Unión Europea«. A esta declaración, Trump añadió “Esto resultará muy beneficioso para el sector del vino y el champagne en Estados Unidos”. Estados Unidos ya elude las normas de origen geográfico protegido para los productos europeos: los supermercados estadounidenses están repletos de imitaciones de Champagne y otras exquisiteces producidas en territorio estadounidense, tales como los quesos parmesano y gorgonzola.
Por su parte, Trump escribió el jueves: «Estados Unidos no tiene libre comercio. Tenemos un ‘comercio estúpido’. ¡El mundo entero nos está estafando!». Inspirándose en el expresidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, añadió: «¡Lo único que a lo que hay que temer es al miedo mismo!».
Mientras tanto, en Francia, los vinicultores independientes representan el 60% de la producción vinícola del país. Ellos observan de cerca el devenir de la disputa. «Somos muy prudentes en este momento», declaró Jean-Marie Fabre, productor de vino en Fitou, al sur de Francia. Los productores de vino franceses estaban preocupados de que pudieran verse arrastrados a una disputa arancelaria más amplia y temieron medidas de represalia cuando la UE anunció aranceles de represalia sobre algunos productos estadounidenses, incluido su whiskey.
