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VIDA Y ESTILO

Inteligencia artificial y robots: la innovación llega a las bebidas alcohólicas

Inteligencia artificial y robots ya forman parte del diccionario nuestro de cada día, brindando excelencia y acortando tiempos.

Inteligencia artificial

(Por Carolina Mena Saravia para El Intransigente).- La revolución industrial llega al mundo de las bebidas alcohólicas de la mano de los adelantos que la ciencia ofrece. Inteligencia artificial y robots ya forman parte del diccionario nuestro de cada día, brindando excelencia, acortando tiempos y aportando un plus para empresarios que redunda en la calidad de los productos para los consumidores.

La innovación recae en la forma en que se conciben y se generan las bebidas, pero también en cómo las sentimos, compartimos y disfrutamos. Cuando hablamos de vino, cervezas y destilados inmediatamente los asociamos a la palabra artesanal. Nos imaginamos el proceso como una secuencia de acontecimientos en los que el hombre es protagonista, y la industrialización se enfoca en el gran desarrollo que el proceso productivo obtuvo a partir de los años ochenta y noventa.

Es esta década cuando los elementos que asistieron la industria de bebidas alcohólicas cobraron auge de la mano de la incorporación de procesos digitales para el control de la temperatura durante la fermentación del mosto de uva y en los sistemas de gestión en el campo, en los viñedos, el primer eslabón en el proceso productivo del vino.

Comienzos de la evolución

¿Cómo empezó esta revolución en la industria vitivinícola? Fue un proceso lento, con paso firme. En la década de los ochenta y noventa se introducen los tanques de acero inoxidable con control automático de temperatura, junto con software para optimizar la gestión contable, posibilitando también herramientas para llevar a cabo un eficiente control de inventario.

Es en los albores del siglo XIX donde los adelantos cobran mayor fuerza, y la innovación comienza a dar sus frutos. La trazabilidad podía llevarse a cabo de manera digital con la llegada del GPS, la estrella de esos momentos, para realizar mapeos de los viñedos. Es en 2010 cuando definitivamente se abre paso una nueva era, la de la viticultura de precisión, con satélites, drones y sensores que permitían monitorear los viñedos en tiempo real.

Así fue como se propagaron los sistemas integrados de control de bodegas y los softwares ERP. Llega el año 2015 y con él las primeras referencias a la inteligencia artificial, robótica y “big data” en controles de calidad, poda asistida y controles de cosecha.

La pandemia en 2020 también dejó su huella en cuanto a ideas que quedaron plasmadas, dando entidad a aquello de que “crisis son oportunidades”. En el fondo, el encierro sirvió para abrir las mentes de los productores generando visitas virtuales a las bodegas, que ya estaban siendo ofrecidas por distintos museos del mundo, la digitalización en el rubro enoturismo, las degustaciones virtuales de vinos, el comercio por Internet y las prácticas inmersivas, como las exposiciones de pintores que recorren el mundo, utilizando el recurso del metaverso y la realidad aumentada.

Inteligencia artificial
Fuente Royal Caribbean

Realidad aumentada y metaverso

Cuando hablamos de realidad aumentada nos referimos a una tecnología que se basa en elementos digitales, que pueden ser sonidos, animaciones e imágenes del mundo real, a través de anteojos especiales o también a través de la cámara de un teléfono celular. Todos estos recursos responden a la necesidad de enriquecer la experiencia del consumidor, se supone que, al escanear la etiqueta de un vino con una app, un determinado actor puede desenvolverse y contar fluidamente la historia del vino en cuestión.

Esto es lo que ofrece la bodega 19 Crimes, en Australia, donde haciendo honor a su nombre, sus etiquetas cobran vida mostrando fotos de convictos reales que fueron deportados desde Inglaterra a Australia en el siglo XVIII. El nombre de la bodega lo dice todo, se refiere a los 19 crímenes por los cuales los reos podían ser deportados, con lo que se constituyó en verdadera pionera en introducir este tipo de tecnología en el mundo del vino.

Otro agregado no menor es la llegada del metaverso, un ambiente virtual de carácter inmersivo compartido y constante, donde los usuarios intercambian experiencias a través de avatares, representación gráfica de las personas en el mundo digital, dentro de escenarios tridimensionales.

Muchas bodegas exploran en la Inteligencia Artificial

Ya son varias las bodegas que exploran estos ámbitos, para ofrecer visitas o cata de vino virtuales, paseos a viñedos digitalizados, experiencias sensoriales que combinan audios, imágenes y relatos en mundos paralelos, así como también compras de unidades con NFT.

En Chile, la bodega Viña Santa Rita llevó a cabo visitas guiadas virtuales con recorridos inmersivos durante la pandemia, y en Europa, más precisamente en España, Marqués de Riscal, elegida mejor bodega del mundo en 2024, desarrolló presentaciones virtuales para mostrar sus vinos y su arquitectura en el mundo digital.

Una buena forma de mostrar sus contrastes, ya que las instalaciones datan de 1858 y combinan la majestuosidad de la antigua bodega, una de las más antiguas de la región de la Rioja Alavesa, con la modernidad de su nueva planta inaugurada en 2006, llamada la Ciudad del Vino, con su característica estructura de titanio multicolor, un complejo turístico y enológico de última generación, de la mano del reconocido arquitecto Frank Gehry, artífice también de edificios emblemáticos como el Museo Guggenheim de Bilbao.

En Nueva Zelanda, la bodega Invivo Wines ofreció catas virtuales de la mano del actor Graham Norton, alternando las prácticas entre redes sociales y el metaverso. En Napa Valley, California, la bodega Robert Mondavi innovó el mercado ofreciendo una serie de vinos físicos relacionados con NFT, que brindan exclusividad para invitaciones a eventos y actividades prémium.

En la misma zona, Yao Family Wines y los proyectos cripto Hello Fam y BitWine incursionaron en la tokenización de vinos. Hello Fam montó un proyecto cripto vinculado al mundo del vino con sede en Estados Unidos y BitWine es un plan de NFT y “blockchain”, una tecnología que facilita el almacenamiento de información de forma segura, con la mira puesta en los vinos artesanales, centrado en Estados Unidos, pero con proyección internacional.

La tecnología sumada a la tradición, en este caso a lo artesanal, demuestra que ambos conceptos no tienen por qué ser antagónicos. Se trata, en el mejor de los casos, de aunar fuerzas, de cara al futuro, para modernizar el mundo del vino o introducirlo en la nueva era digital. Un proyecto ambicioso y actual, haciendo gala del famoso “el que pega primero, pega dos veces”.