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POLÍTICA

El consumo masivo sigue en caída: se desplomó 5,4% interanual en marzo y acumula 16 meses negativos

Los supermercados y autoservicios no logran repuntar pese al freno de la inflación. Las canastas básicas muestran leves repuntes, pero persiste la contracción generalizada.

Supermercados
El consumo en supermercados cayó por 15° mes consecutivo en marzo. La baja afecta tanto a grandes cadenas como a autoservicios.

El consumo masivo volvió a mostrar señales preocupantes en marzo y registró una caída del 5,4% interanual, según el último relevamiento de la consultora Scentia. Con este resultado, el sector acumula 16 meses consecutivos con variaciones negativas, arrastrado por la pérdida de poder adquisitivo y la incertidumbre económica.

El dato también refleja una baja del 8,6% en el acumulado del primer trimestre, en comparación con el mismo período del año pasado. La contracción abarca tanto a supermercados como a autoservicios, aunque se observó una leve desaceleración respecto a febrero, cuando la baja había sido del 9,8%.

Leve mejora en algunos rubros

La consultora explicó que en marzo hubo diferencias entre los canales de venta: los supermercados retrocedieron 7,1% y los autoservicios 3,7%. No obstante, algunas canastas lograron salir del terreno negativo. Por ejemplo, los alimentos crecieron 0,5% y los productos perecederos 1,2%, lo que refleja cierta recomposición en el consumo esencial.

En cambio, otras categorías continuaron a la baja: las bebidas alcohólicas se desplomaron un 18%, las no alcohólicas un 16%, los productos impulsivos 15,6%, higiene y cosmética 3,3%, limpieza del hogar 2%, y desayuno y merienda 1,5%.

Impacto de la inflación y cambio en el consumo

La suba de precios continúa siendo un factor clave. En marzo, la inflación fue del 3,7%, según el INDEC, con un alza acumulada del 55,9% interanual. El rubro alimentos tuvo una incidencia determinante con un incremento del 5,9%, impulsado por aumentos en verduras, carnes y derivados.

Educación encabezó el índice con un aumento del 21,6%, por el inicio del ciclo lectivo. En tanto, los servicios públicos subieron a un ritmo más moderado: vivienda, agua y electricidad treparon 2,9%, y transporte, apenas 1,7%.

Este cambio en la estructura de gastos de los hogares explica en gran parte la contracción del consumo masivo. Las familias destinan un porcentaje creciente de sus ingresos a servicios básicos, en detrimento de bienes de consumo diario.

Proyecciones y nuevos aumentos

La reciente salida del cepo y el nuevo esquema de flotación del dólar presionan sobre el nivel de precios. Con un tipo de cambio que se mueve entre $1.000 y $1.400, y un dólar oficial que ya alcanzó los $1.200, las consultoras advierten un posible freno a la desinflación esperada para los próximos meses.

De hecho, supermercados y almacenes ya comenzaron a recibir nuevas listas con aumentos de hasta el 9% en productos de consumo masivo. En este marco, Romano Group proyecta que la inflación de abril podría cerrar entre el 5% y 5,5%, mientras que Analytica prevé cifras similares o mayores para mayo.

En la misma línea, bancos internacionales como JP Morgan, Morgan Stanley y BNP Paribas anticiparon presiones inflacionarias en el corto plazo como consecuencia del nuevo régimen cambiario acordado con el FMI, que implicará un desembolso de USD 20.000 millones en lo que resta del año.

El límite lo impone el salario

Para Damián Di Pace, director de Focus Market, el consumo no acompaña el repunte económico: «El techo de precio en góndola lo pone el piso del salario. No vemos un escenario de adelantamiento de consumo como en otros momentos de fuerte devaluación, sino compras más conservadoras y ajustadas al ingreso», explicó.

Di Pace advirtió que los aumentos de precios recientes podrían no tener convalidación en el mercado, tanto mayorista como minorista: «Será clave ver en los próximos 15 días cuál es el nuevo tipo de cambio de equilibrio, y si la demanda puede absorber los ajustes», señaló.

Pese a la incipiente recuperación de algunos rubros, la caída generalizada y persistente del consumo masivo refleja una tensión estructural en la economía de los hogares que todavía no encuentra alivio.