(Por Carolina Mena Saravia para El Intransigente).- El minibar dejó hace un tiempo de ser un mueble con botellas. En la actualidad tener un minibar no es un lujo. Es una propuesta recreativa, un lugar para relajarse, disfrutar de los momentos y por qué no ponerse creativos a la hora de preparar tragos con estilo. No hay formatos ideales, todo depende del gusto de dueño de casa, aunque también influye la cantidad de miembros de la familia.
Por eso cuando decimos minibar, decimos disfrutar. Inconscientemente estas dos palabras están íntimamente relacionadas. Una esquina del comedor, un espacio del living, incluso una galería techada, pueden servir de escenario para dar rienda suelta a la imaginación. Incluso si hay poco lugar, una estantería flotante de buen material o una bandeja encima de un mueble con estilo pueden cumplir perfectamente la función de exhibidor de bebidas.
Es necesario que tengamos un buen panorama visual de lo que contiene el minibar. Como dice el refrán: “Todo entra por los ojos”, es el primer sentido, la puerta de ingreso para disfrutar el mundo de sabores. La ventilación pasa a ser esencial, también requiere de un acceso fácil con restricciones de luz, ya que el exceso de ella daña las bebidas.

El minibar y la elección de bebidas para lograr tragos con estilo
En un universo tan amplio, debemos considerar las bebidas que son necesarias para integrar el portfolio de entrada, esas que no pueden faltar y son del gusto de la mayoría. Por lo tanto, el gin, el vodka, el whisky, el ron y el vermut rojo serían los indispensables. ¿Qué podés preparar con ellos? Una gran variedad de tragos, desde un negroni, que lleva gin, vermut rojo y Campari hasta un daiquiri, el trago amado por Ernest Hemingway, que lleva ron, lima y azúcar.
Para nutrirse de bebidas no hace falta recurrir a las más costosas. Si bien la calidad influye directamente en el precio, hoy hay opciones que no están lejos y son más económicas. Todo es cuestión de leer bien las etiquetas, teniendo en cuenta que podemos consultar al personal de las vinotecas o tiendas especializadas sobre las diferencias y conveniencias que presenta cada una.
Un capítulo aparte merece el vino, donde la propuesta se abriría con un tinto joven, un malbec sin madera o un pinot noir suave. Un blanco seco, torrontés fresco o un sauvignon blanc, junto con una botella de espumante, un brut nature o prosecco, también integrarían la lista. Con estos tres tipos de bebidas podemos armar la base para integrar interesantes mesas.
La refrigeración es materia a tener en cuenta. Lo ideal sería optar por una cava eléctrica mediana para mantenerlos en las posiciones y las temperaturas correctas. Hoy hay una gran variedad de precios y marcas en el mercado, y el conocimiento que cada vez más adquiere el consumidor ha convertido a este artículo en casi un indispensable cuando se piensa en un minibar.

El minibar de los licores
Mucho se habla de licores, pero poco se conoce de él. El licor es una bebida que se elabora teniendo como base alcohol destilado, pueden ser ron, brandy o vodka, que se mezclan con elementos aromáticos y dulces, como cremas, café, frutas, hierbas o especias. El licor tiene, por lo general, un sabor más intenso y dulce, con un nivel de alcohol menor que los destilados puros.
Es cierto que suman carácter -esta especialidad tiene sus fans- y son ideales para las estaciones con menor temperatura, inviernos y otoños se llevan de maravilla con los licores. Los hay de café, como el cremoso Baileys, aunque también podemos encontrarlos con ingredientes cítricos y frutales, como el Aperol para un spritz, que tiene espumoso y soda o un cynar, con rodajas de naranja y soda, o el julep, que lleva menta con hielo.
Imposible dejar de lado al Cointreau, que es un licor de naranja, el Amaretto, de almendra; el Tía María, de café, y el Grand Marnier, de cítricos y coñac. Un Baileys puede degustarse solo con hielo, en un chocolate caliente o en un B52, con Kahúa y Grand Marnier. Mientras el Cointreau es ideal para una buena margarita o un cosmopolitan, el Amaretto puede perfectamente ser la estrella del trago amaretto sour, que lleva limón y almíbar.
A tener muy en cuenta para incorporar en el minibar son los mixers, aquellos ingredientes que acompañan a los elementos esenciales y completan los tragos. Llega el turno de la soda, el ginger ale, el jugo de naranja y el agua tónica. Un bitter para utilizarse en pequeñas cantidades, como Angostura, no viene mal.
La cristalería integra un ítem muy importante. Cada trago en su recipiente, no es casual que el martini se sirva en la copa abierta, los tragos en general en vasos largos y los espumantes en las copas aflautadas, aunque antes solían usarse las copas abiertas. Lanzarse a la aventura de instalar un minibar es un tema atractivo, divertido y permite la participación de varios integrantes de la familia. El gusto en la decoración de los tragos es literalmente la aceituna del martini, porque como reza el dicho: “El placer entra por los sentidos, y el primero es la vista”.