El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, confirmó durante su informe anual que el Gobierno nacional modificará el Índice de Precios al Consumidor (IPC), herramienta fundamental para medir la inflación mensual. Francos informó que el INDEC ya ha finalizado todos los desarrollos técnicos y metodológicos del nuevo índice, así como las consultas y testeos necesarios para su implementación.
La administración Milei parece haber encontrado un momento particularmente conveniente para anunciar esta modificación, justo cuando los índices inflacionarios vuelven a mostrar una tendencia alcista. El timing no parece casual: en noviembre de 2024, cuando los números mostraban una desaceleración inflacionaria, el Gobierno mantuvo el sistema de medición sin cambios, evitando cualquier modificación que pudiera mostrar indicadores más elevados. Ahora, con una inflación que vuelve a acelerarse y presiona sobre los índices oficiales, la administración decide actualizar la metodología.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, bajo la dirección de Marco Lavagna (quien sorprendentemente se mantuvo en su cargo desde la gestión anterior), se encuentra actualmente «a la espera de los avales institucionales para realizar la campaña de sensibilización y alfabetización del nuevo IPC». Mientras tanto, el organismo continúa «realizando los análisis técnicos en torno a la estabilidad de los precios» con el objetivo de cumplir con las recomendaciones internacionales y garantizar que las modificaciones no se introduzcan en períodos considerados atípicos.
El problema de las mediciones que realizaba el Indec de Milei: metodología del 2004 mezclada con actualizaciones de la época de Mauricio Macri
Esta decisión llega después de meses de presión por parte de diversos legisladores que presentaron proyectos para actualizar la metodología de medición. El principal argumento es que la canasta actual refleja patrones de consumo desactualizados, de hace casi dos décadas, que incluyen productos como televisores de tubo, líneas de teléfono fijo, DVDs y casetes, elementos que han sido ampliamente reemplazados en los hogares argentinos.
El diputado Esteban Paulón (Encuentro Federal) fue uno de los principales impulsores, advirtiendo que la inflación anual real podría ser hasta un 16% más alta que la medición oficial actual.
El anacronismo de la canasta actual resulta evidente cuando se observa que incluye productos obsoletos mientras ignora servicios y bienes que hoy forman parte esencial del gasto familiar. Paulón destaca un ejemplo ilustrativo: actualmente los servicios representan aproximadamente un 17% en los gastos de cada persona, mientras que en el IPC vigente solo pesan un 2%. Asimismo, la canasta actual no contempla adecuadamente el consumo de plataformas digitales como Netflix o Disney+, que se han vuelto parte del presupuesto habitual de millones de argentinos.
La presión por actualizar la metodología no proviene únicamente del ámbito legislativo. Recientemente, 36 sindicatos realizaron un planteo similar, señalando la brecha entre la realidad económica que viven los trabajadores y los datos publicados por el INDEC.