El término Coteaux Champenois alude a los vinos tranquilos (es decir, vinos no espumantes) que se elaboran en la región de Champagne. En esta región existen tres Denominaciones de Origen. De manera evidente, la más famosa en el mundo y la que concentra la mayor parte de la producción total es la AOC Champagne. Esta denominación es aquella que abarca a los vinos espumantes elaborados a partir de las 34.000 hectáreas de viñedos que componen la región.
Sin embargo, así también desde las uvas de esos viñedos es posible también producir vinos tranquilos. En casos semejantes, se encontrarían incluidos en la denominación Coteaux Champenois. Por otro lado, existe una tercera AOC todavía más discreta, si tal cosa es posible, que son los históricos Rosé des Riceys. Se trata de vinos rosados elaborados exclusivamente a partir del viñedo del pueblo de Les Riceys en la Cote des Bar.

La AOC Coteaux Champenois goza de reconocimiento desde el año 1974 y, si bien la mayor parte de los vinos amparados dentro de esta Denominación de Origen Controlada son vinos tintos, contempla asimismo la elaboración blancos, los cuales están en auge en la actualidad, y vinos rosados. Como es de esperarse, pueden producirse con las mismas siete variedades que están autorizadas por la AOC Champagne y, fundamentalmente, a partir de Pinot Noir, Chardonnay y Meunier.
Es plausible sugerir que los vinos Coteaux Champenois suponen los ancestros de los Champagnes contemporáneos. En efecto, los vinos de Champagne contaron con reconocimiento ya durante la Edad Media, consumiéndose, en principio, en las Cortes de Reales de Francia e Inglaterra. Sorpresivamente, no es sino hasta el siglo XVIII que los vinos espumantes comienzan a producirse de manera mayorista.
Una retrospectiva
En un principio, los Coteaux Champenois no eran vinos fáciles de producir, en razón de las condiciones climáticas. En efecto, estos factores intrínsecos de la región no habilitaban la maduración ideal de la uva como para poder elaborar vinos tranquilos. Así pues, eran muy escasas las añadas lo suficientemente benevolentes como para que llegara a alcanzarse incluso un grado potencial mínimo. Resulta evidente, entonces, que aquel fue uno de los factores de la profusión de la elaboración de vinos espumantes mediante el método tradicional.

Aquellos vinos precisaban de los viñedos más excelsos para poder elaborarse. Los sectores que contaban con una orientación más privilegiada, es decir los que mayor cantidad de horas expuestos a la luz solar durante el período de maduración solían coincidir con suma frecuencia con los Grand Cru. Por esa misma razón es que tradicionalmente la enorme mayoría de los Coteaux Champenois que se elaboraban eran procedentes de los mejores viñedos de pueblos tales como Bouzy, Ambonnay, Aÿ, Cumieres, Mailly o Verzy.
Los motivos de su exclusividad
Hasta hace relativamente poco tiempo, se trataba de vinos minoritarios. Tal es algunos vinicultores los producen únicamente por tradición filial e, incluso, exclusivamente para su consumo personal. Si bien, algunas de las casas más prominentes refirieron de un modo discreto a esta tipología de vinos, lo cierto es que, en la mayoría de los casos, los productores optaron por reducir o directamente abandonar su elaboración como fue el caso Moët Chandon con su renombrado Chateau du Saran.
Posiblemente, el único que continúa elaborándose y que cuenta con un relativo prestigio es el Côte aux Enfants de Bollinger, el cual se elabora de manera exclusiva a partir de la pequeña viña del mismo nombre, de apenas una hectárea en Aÿ. Esta viña ostenta un lugar en la historia por haber sido una de las predilectas de Enrique IV de Francia y que, de acuerdo con la creencia popular, solamente podía ser trabajada por niños e infantes en razón del tamaño ínfimo de la parcela y de su marcada pendiente. Por todo lo expuesto es que los Coteaux Champenois han pasado de ser vinos prácticamente olvidados