El director del Banco Central, Federico Furiase, salió a explicar públicamente los mecanismos con los que el equipo económico busca aumentar la cantidad de pesos en circulación sin provocar una suba en la inflación. A través de una serie de publicaciones en X, el funcionario respondió a los cuestionamientos que surgieron tras la transferencia al Tesoro Nacional de utilidades devengadas del ejercicio 2024.
En las próximas semanas, el Gobierno deberá afrontar vencimientos clave y, para ello, necesita reforzar su colchón de reservas en pesos. En ese contexto, Furiase explicó que la estrategia oficial se basa en diferenciar dos formas de remonetización: la que se realiza vía Tesoro y la que proviene de la compra de dólares por parte del Banco Central dentro del nuevo esquema de bandas cambiarias.
Según el funcionario, ambas dinámicas tienen comportamientos distintos y no son sustitutas perfectas. En el caso del Tesoro, el aumento de la liquidez refleja un exceso de demanda de pesos y una sobreoferta de títulos públicos por parte de los bancos, lo que empuja a tasas reales positivas en un marco de inflación en baja, descenso de tasas nominales y recuperación gradual del crédito privado.
Remonetización y bandas cambiarias
Por otro lado, la compra de dólares por parte del Banco Central se vincula a los fundamentos macroeconómicos y a la fortaleza de reservas, que actualmente suman unos USD 20.000 millones líquidos. Este mecanismo opera cuando el tipo de cambio alcanza el piso de la banda —fijada entre $1.000 y $1.400—, sin necesidad de esterilizar los pesos emitidos.
Furiase remarcó que la remonetización vía compras de divisas no resuelve automáticamente el exceso de liquidez o la sobreoferta de bonos del Tesoro, dado que la velocidad de ajuste es diferente. Así, puede ocurrir que, antes de que se active la intervención cambiaria, haya licitaciones con menor porcentaje de renovación de deuda, impulsadas por una mayor preferencia de los bancos por otorgar créditos a privados en lugar de financiar al sector público.
En este sentido, el director del Banco Central resaltó la importancia del denominado «Punto Anker», un fenómeno que describe la tendencia de las entidades financieras a volcarse hacia el crédito privado como consecuencia de la estabilidad macroeconómica, la recuperación del superávit fiscal y la reducción del riesgo país.
Furiase también señaló que el Gobierno viene trabajando desde hace un año en la acumulación preventiva de reservas en pesos, apalancada en el superávit primario y las colocaciones netas de deuda en el mercado local. Esta estrategia, según explicó, ahora se refuerza con el giro de utilidades del Banco Central al Tesoro, operación que tiene efecto monetario neutro porque los fondos se mantienen depositados en el propio BCRA.