Un fuerte revuelo se generó dentro de LN+ luego de las sinceras palabras de Débora Plager, quien rompió el silencio sobre su experiencia en la señal de noticias tras haberse alejado de A24, canal perteneciente al Grupo América. Su testimonio no solo sorprendió a sus colegas, sino que también dejó en claro cómo vive su trabajo y cómo se vincula con su entorno fuera del estudio.
En una entrevista reciente, Plager se refirió a la exigente rutina que mantiene como figura de LN+: «Soy la primera que llega y la última que se va, es un trabajo veinticuatro por siete, me lo tomo todo muy en serio. Cuando no te va bien en rating, al día siguiente llegará tu revancha. Y si, al contrario, te va muy bien, no hay que festejar demasiado porque mañana tendrás que hacer un nuevo programa, otro desafío por rendir», expresó, dejando en evidencia su compromiso con la tarea periodística.
Además, la periodista abordó el complejo escenario que atraviesa hoy el oficio de informar, especialmente por los nuevos desafíos que plantea la tecnología. «Esta es la época más difícil y no lo pongo solo en el contexto político, sino desde una mirada global de lo que sucede con el manejo de la información. La aparición de las fake news y de la inteligencia artificial hacen lo suyo, lo mismo que el criterio de lo verosímil», analizó.
Más adelante, la conductora de LN+ también se abrió sobre su vida fuera de cámara, compartiendo cómo se desconecta del rol público. «Cuando atravieso la puerta de casa dejo de ser Débora Plager, la periodista de los medios, y me ubico en otro lugar totalmente distinto. Tampoco ocupo un rol central en la familia, sino que cada uno tiene el suyo. En casa, me cargan, me critican, me aman y me putean, todo a la vez. Eso es muy importante. Cuando nuestro mundo íntimo y familiar está desarrollado, bien acomodado y resuelto, te ayuda mucho a ubicar el ego donde corresponde, es muy sano», señaló.
Reacción ante un caso conmovedor
Por su parte, Cristina Pérez, una de las más recientes incorporaciones de LN+, expresó su consternación por la trágica muerte de Kim, una menor víctima de violencia extrema. «Con la muerte de Kim, una criatura, que murió por los golpes que sufrió. Tuvo un shock hiperbólico, una pérdida de sangre tremenda que le generó una descompensación sistémica y es entendible la indignación de la gente», manifestó.
Finalmente, también hizo referencia al creciente malestar social en la provincia de Buenos Aires: «A uno lo angustia mucho que la gente tenga que llegar al límite de esta furia, en algún momento tienen que tomar nota. La violencia es lo que vive la gente todos los días en su vida cotidiana».
