El Partido Justicialista concretará finalmente el martes próximo su Congreso Nacional, tras la postergación ocurrida por la muerte del papa Francisco. El encuentro se llevará a cabo en el microestadio del club Ferro, en Caballito, y estará encabezado por el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, en su rol de presidente del Congreso. Aunque no estará presente, Cristina Kirchner participó en el armado del temario y avaló la convocatoria.
La última vez que el peronismo se reunió de manera orgánica fue en marzo de 2023. Desde entonces, las internas y la desarticulación electoral dejaron al partido sin rumbo claro. Ahora, con las elecciones legislativas a cinco meses, el PJ busca reordenarse, aunque el clima sigue enrarecido. El objetivo declarado es uno: resistir las políticas económicas de Javier Milei. Pero puertas adentro, la pelea es por la conducción, el armado de listas y la supervivencia política.
Un temario formal con implicancias políticas profundas
Según confirmaron fuentes partidarias, la agenda de la jornada incluirá el tratamiento de la Comisión de Poderes, la aprobación de los estados contables 2024, la intervención en los distritos de Jujuy, Salta y Misiones, y el avance en la normalización del PJ en Corrientes. Nada menor: son territorios donde el peronismo está debilitado o fracturado.
Kirchner, presidenta del partido a nivel nacional, no estará presente. Pero intervino directamente en el acuerdo con Insfrán. Las decisiones, aseguran desde su entorno, fueron coordinadas. La exmandataria eligió mantenerse al margen del escenario, mientras construye influencia sin exposición.
Kicillof: adentro del PJ, pero por fuera del esquema
Uno de los puntos de mayor incertidumbre gira en torno a Axel Kicillof. El gobernador bonaerense no ocupa cargos formales en el PJ desde la última renovación de autoridades. Su estrategia apunta a la construcción de un polo propio dentro del peronismo, con la mirada puesta en 2027. Su posible ausencia en Ferro sería otro gesto de autonomía.
Lo mismo sucede con otros mandatarios provinciales clave como Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Raúl Jalil (Catamarca) y Osvaldo Jaldo (Tucumán), cuya presencia aún no está confirmada. En su conjunto, los gobernadores representan el músculo territorial del PJ, pero están cada vez más distantes de las estructuras partidarias nacionales.
Disputas entre mandatarios y malestar con Nación
La fragmentación del peronismo se evidenció también el pasado 6 de mayo, en una reunión del Consejo Federal de Inversiones (CFI) en Entre Ríos. Allí, Kicillof volvió a cuestionar al gobierno de Milei por las medidas de apertura comercial y la falta de protección a la industria. La respuesta vino de Rogelio Frigerio, que pidió “humildad” a quienes ya gobernaron.
El cruce reflejó no solo el malestar de los mandatarios peronistas con la Casa Rosada, sino también las diferencias internas en cuanto a cómo debe posicionarse el PJ frente al oficialismo libertario. Mientras algunos proponen una oposición más combativa, otros se inclinan por una postura más pragmática, orientada a negociar fondos y obras.
Cristina, Insfrán y la vieja guardia en modo supervivencia
La reunión de Ferro será, en esencia, un intento de reordenamiento. Pero no resolverá las tensiones de fondo. El kirchnerismo aún controla el partido, pero el liderazgo de Kirchner no es suficiente para cohesionar a todos los sectores. Del otro lado, no hay una figura que unifique ni una estrategia común más allá del rechazo a Milei.
Insfrán, que preside el Congreso desde 2016, se mantiene como garante del aparato tradicional, pero su figura no arrastra más allá de su provincia. La falta de renovación es evidente, y el riesgo de una ruptura formal —como la que promovieron algunos intendentes en 2017— vuelve a sobrevolar.
En ese contexto, el Congreso del martes buscará mostrar orden, pero sin resolver la fractura. El PJ llega a Ferro con las heridas abiertas, con líderes que no se sientan a la mesa y con una dirigencia que, por ahora, discute el pasado más que el futuro.