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ECONOMÍA

Consultoras proyectan la inflación más baja en cuatro años para mayo, pero alertan por riesgos electorales y cambiarios

El índice de precios rondaría el 2%, aunque persisten dudas sobre el dólar, los regulados y el impacto político previo a los comicios de octubre.

Inflación
El Gobierno busca bajar la inflación al 2% y reduce aranceles a la importación de ropa y calzado, generando tensión con empresarios.

La inflación volvió a ceder durante mayo y se encamina a registrar su nivel más bajo desde julio de 2020. Con una proyección en torno al 2%, el dato refleja el impacto de la estabilidad cambiaria, la baja en alimentos y combustibles y una menor presión en los precios regulados. Sin embargo, los analistas advierten que persisten desafíos, especialmente en el plano político y cambiario, de cara a la segunda mitad del año.

El índice de precios de abril ya había marcado un descenso al 2,8%, tras el 3,7% de marzo. Fue un dato alentador para el Gobierno, que afrontó la eliminación del cepo con dudas del mercado. El esquema de flotación administrada —con una banda entre $1.000 y $1.400— se mantuvo en la franja inferior, lo que favoreció la desaceleración sin alterar el poder adquisitivo en dólares. Además, la presión oficial sobre los supermercados y la debilidad del consumo consolidaron ese freno inflacionario.

Los números de mayo y la reacción de las consultoras

Durante la tercera semana del mes, el relevamiento de PxQ arrojó una suba semanal del 0,2%. Alimentos y bebidas no alcohólicas marcaron un alza leve, de 0,4%, mientras que Transporte lideró el movimiento con 0,6%. Al mismo tiempo, sectores como electrónica y equipamiento del hogar mostraron descensos luego de aumentos previos.

Desde Analytica, su presidente Ricardo Delgado anticipó que el IPC de mayo cerrará en torno al 2,1%. La explicación principal es la caída de precios en alimentos, la estabilidad cambiaria y la ausencia de aumentos en los regulados, salvo transporte público en el AMBA. Según detalló, “también incide la reducción en los combustibles, lo que complementa el cuadro de menor presión inflacionaria”.

La misma sintonía encontró Adcap Finanzas. Federico Filippini señaló que el índice mensual podría ubicarse en el 2%, una marca que no se alcanzaba desde los meses más restrictivos de la pandemia. Para el economista, la combinación de precios estacionales en baja, apertura de importaciones y postergación de subas reguladas explica el fenómeno.

Gonzalo Lacunza, de Empiria, coincidió con esa visión. “Se espera un índice cercano al 2% debido a la contención del tipo de cambio y a los datos semanales, que muestran variaciones muy acotadas”, explicó. En la misma línea, Abeceb prevé una inflación de entre 2% y 2,1%, con un fuerte arrastre a la baja por alimentos y la reciente calma financiera.

Qué anticipan para el segundo semestre

Si bien el Gobierno mantiene su meta oficial de 18% a diciembre, los pronósticos del mercado son más conservadores. Según el último REM del Banco Central, la inflación proyectada para todo 2025 se ubicaba en 31,8%, pero varios analistas ya comenzaron a revisar esos números. En enero, esa misma encuesta marcaba un 23,2% anual.

Delgado sostuvo que el año podría cerrar con un IPC acumulado del 28%, en un contexto de baja inercia y escasa volatilidad cambiaria. Lacunza, por su parte, prevé una inflación interanual similar, aunque subrayó que el ritmo de desinflación dependerá en parte del ajuste de tarifas y del comportamiento del dólar.

Uno de los elementos que podría desordenar el cuadro es el calendario electoral. Si bien en otros ciclos se registró una tendencia a la dolarización preelectoral, los economistas creen que este año podría ser distinto. “Incluso si se levantan restricciones cambiarias luego de las elecciones, no esperamos un fuerte traslado a precios, porque la macroeconomía está más equilibrada que en el pasado”, sostuvo Lacunza.

Filippini, en cambio, advirtió que el panorama es más incierto. “Las expectativas todavía muestran dispersión. En el mejor escenario, la inflación podría perforar el 30%, pero hay muchos factores externos e internos que pueden jugar en contra”, remarcó.

Desde Abeceb, en tanto, la expectativa es que el año finalice con una inflación en torno al 25%, muy por debajo del 33% que proyectaban hace solo un mes. Según su análisis, las medidas del Gobierno ayudaron a contener expectativas y a canalizar parte del consumo a través de la remonetización en dólares.

Entre la desaceleración y los riesgos estructurales

El análisis de FocusEconomics coincide con las consultoras locales: se espera una continuidad en la baja de la inflación por la combinación de ajuste fiscal, desregulación y menor demanda agregada. No obstante, alertan sobre la fragilidad de ciertos indicadores, como el impacto de una eventual sequía, la caída de los precios internacionales y la presión que aún puede ejercer la brecha cambiaria.

En ese sentido, los economistas consultados coinciden en que una suba del dólar libre podría tener efectos acotados en los precios, siempre y cuando no altere las expectativas generales. En paralelo, la estabilidad cambiaria continúa siendo una pieza clave del esquema libertario, y su desborde podría alterar las proyecciones para el segundo semestre.

Mientras tanto, el Gobierno sigue apostando a consolidar la baja inflacionaria como eje central de su estrategia económica y electoral. Pero sabe que el equilibrio alcanzado es frágil, y que cualquier sacudón político o financiero podría volver a alterar las expectativas.