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POLÍTICA

La interna libertaria estalla por una frase islamofóbica: el enojo de Sharif Menem y las tensiones con Santiago Caputo

Lucas «Sagaz» Luna, funcionario del entorno de Caputo, publicó un mensaje que despertó repudios internos y reavivó las fracturas dentro del oficialismo.

Santiago Capuro
Sesión en Diputados por el caso Libra Crypto Martin Menem Sharif Menem Foto Federico Lopez

Una nueva polémica sacude al corazón del oficialismo. Esta vez, no fue por el rumbo económico ni por las reformas políticas, sino por un mensaje islamofóbico publicado por un funcionario de La Libertad Avanza. Lucas “Sagaz” Luna, director de Intercargo y hombre cercano a Santiago Caputo, encendió la mecha con un posteo en la red social X: «No odiamos lo suficiente al islam», acompañado de un video violento donde se ve a cristianos siendo perseguidos por extremistas en Nigeria.

La frase, que imitó el estilo provocador del propio Javier Milei, desató una ola de repudios y puso en evidencia una nueva fisura en el armado libertario. El primero en reaccionar fue Federico Sharif Menem, líder de la juventud nacional de LLA y ahijado político de Karina Milei. “Borrá esto, pelotudo”, le escribió de forma directa, visiblemente ofendido por su ascendencia árabe y el carácter incendiario del mensaje.

Un historial que incomoda al Gobierno

Luna, conocido por su actividad provocadora en redes y su estilo confrontativo, ya había generado controversias en el pasado. En 2023 fue desplazado por el propio Milei de una precandidatura al Parlasur por insultar a Franco Rinaldi con comentarios discriminatorios. En su perfil en redes se presenta como “Super Agente Especial de Asuntos Importantes”, aunque desde el Gobierno evitan mencionarlo públicamente.

A pesar de haber encabezado actos partidarios en el conurbano y mostrarse como parte del entorno de Caputo, su presencia se volvió una carga para sectores del oficialismo que reclaman mayor disciplina y control. Esta vez, la publicación no solo tensó la relación entre Caputo y Karina Milei, sino que expuso nuevamente la rivalidad entre los “tuiteros” y los “territoriales”.

Caputo vs. Karina: la disputa que no se apaga

El cruce entre Luna y Menem reavivó la disputa latente entre los armados políticos. Hace semanas, ambos se reunieron de urgencia para intentar pacificar una interna que ya había escalado con la remoción de dirigentes, ataques digitales y choques por el control territorial de la provincia de Buenos Aires.

La disputa digital es liderada por cuentas afines a Caputo, como la de Daniel Parisini (alias “Gordo Dan”), mientras que el sector de Karina tiene su propia estructura territorial y de militancia. La reciente salida del director del PAMI en Junín, vinculado al karinista Sebastián Pareja, fue otra señal de que las tensiones escalaron más allá de lo discursivo.

Lemoine también intervino, pero con matices

A la controversia se sumó la diputada nacional Lilia Lemoine, que compartió el mismo video publicado por Luna, aunque con un mensaje más medido. En su análisis, evitó replicar el tono islamofóbico y apuntó contra los regímenes autoritarios: «Quizás sea porque el cristianismo refuerza al individuo y repele el control dictatorial».

Cuando un usuario le respondió con insultos hacia el islam, Lemoine fue clara: «El islam requiere una reforma, pero odiarlo es lo que busca el terrorismo. No caigas en eso». Su intervención marcó una diferencia importante con el tono incendiario del posteo original, aunque también reflejó el interés de parte del oficialismo en capitalizar conflictos religiosos y culturales para fidelizar a su base.

Internas peligrosas en pleno año electoral

La publicación de Luna ocurre mientras Milei se encuentra de gira internacional, con visitas clave en Israel, lo que sumó una cuota de ironía trágica a la situación. La falta de reacción institucional frente a una frase de odio explícito no solo expone la falta de control en la comunicación oficial, sino también la convivencia incómoda entre líneas internas que parecen tener agendas propias.

Mientras tanto, crece la tensión entre los sectores digitales y los que hacen política en el territorio. Lo que comenzó como un experimento disruptivo, hoy amenaza con desbordarse en fracturas irreversibles que comprometen la cohesión del oficialismo de cara a los comicios de septiembre y octubre.