El Gobierno de Javier Milei dio un nuevo paso en su estrategia de desendeudamiento y fortalecimiento macroeconómico. Tras una exitosa licitación de deuda en pesos que superó con creces las expectativas, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, anunció que el excedente obtenido se destinará a recomprar bonos en dólares al Banco Central por un valor nominal de 1.465 millones de dólares.
La operación tiene múltiples objetivos: reducir el stock de deuda externa del Tesoro, absorber pesos del mercado, limpiar el balance del Banco Central y enviar una señal clara a los mercados para disminuir el riesgo país. Todo esto, sin emitir un solo peso nuevo.
Compra con pesos, baja de deuda
Según precisó Quirno en su cuenta de X, el Tesoro ofrecerá comprar al BCRA los bonos AL30 por un valor nominal de US$ 479 millones y GD30 por US$ 986 millones, con la intención de cancelarlos. La movida se financiará con los $1,975 billones obtenidos de más en la última licitación del viernes, donde el Estado adjudicó $6,367 billones frente a vencimientos por bastante menos.
«El uso de pesos absorbidos del mercado para recomprar deuda en dólares al BCRA reduce la oferta de pesos, además de cancelar deuda del Tesoro», explicó el funcionario. De esta manera, se evita inyectar más liquidez a la economía y se da una señal de disciplina fiscal que refuerza la credibilidad del plan económico.
Ante la consulta sobre si estos bonos podrían usarse para intervenir en el mercado de dólar MEP, Quirno fue tajante: «No hay más brecha, no hay necesidad de intervenir y menos en el MEP». La afirmación va en línea con la estrategia del Gobierno de mantener un tipo de cambio competitivo sin manipular el mercado, al tiempo que avanza en una política de sinceramiento y orden macro.
Un paso hacia el mercado
La jugada, según analistas del sector privado, apunta a reducir el riesgo país, que se mantiene estancado en torno a los 678 puntos básicos, a pesar de las señales fiscales y monetarias positivas. Gabriel Caamaño, economista de la consultora Outlier, sostuvo que “se necesita bajar el riesgo para acceder a los mercados y refinanciar vencimientos. Con el nivel actual, el costo supera el 11% anual”.
La recomposición de confianza es clave para que el país vuelva a tener acceso a crédito internacional a tasas razonables. El desarme de pasivos en dólares es un mensaje claro a los inversores de que el Gobierno no sólo tiene voluntad de pago, sino también un sendero fiscal creíble para sostenerlo.
Los bonos que serán recomprados están en manos del BCRA desde el primer trimestre del año, cuando la entidad intervino en el mercado para contener la brecha cambiaria. Solo entre enero y febrero, el Central vendió US$ 1.915 millones en el mercado de cambios, según su Balance Cambiario.
Detalles de la licitación
La licitación del viernes ratificó el buen momento financiero del Tesoro. La Secretaría de Finanzas adjudicó $6,367 billones tras recibir ofertas por $7,996 billones, lo que implicó un rollover del 167,59%. Las tasas de colocación oscilaron entre 30,45% y 36,11% anual (o entre 2,24% y 2,60% mensual), superando las expectativas del mercado y la inflación esperada.
Los instrumentos colocados fueron letras y bonos en pesos de corto plazo, con vencimientos entre julio de 2024 y junio de 2026, incluyendo bonos con intereses capitalizables. También se reabrió el Bonte 2030, parte del paquete anunciado el lunes pasado por el equipo económico.
Cabe recordar que el Gobierno estableció un límite de colocación de deuda en dólares de US$ 1.000 millones por mes, con suscripción en moneda extranjera para títulos en pesos. Esta limitación busca evitar presiones sobre el mercado cambiario y mantener la consistencia de las reservas internacionales.
Reservas en alza y acuerdos internacionales
En paralelo, el Banco Central cerró esta semana una operación de Repo con bancos internacionales por US$ 2.000 millones, que ya se incorporaron a las reservas. Este tipo de acuerdos refuerza la posición externa del país sin acudir al endeudamiento tradicional, y permiten cumplir las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El objetivo del Gobierno es claro: estabilizar la economía, fortalecer las reservas, reducir el peso de la deuda externa y recuperar el acceso al financiamiento internacional. Todo ello, sin volver a los errores del pasado que llevaron al país a depender de la emisión descontrolada y la colocación irresponsable de deuda en dólares, como ocurrió durante el último tramo del kirchnerismo y la administración Fernández.