En su más reciente análisis sobre la situación social del país, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) confirmó una caída significativa en la pobreza infantil durante el segundo semestre de 2024. Según los datos, el índice descendió al 52,8%, tras haber alcanzado un alarmante 67,3% en la primera mitad de ese mismo año. La baja, de 14,5 puntos porcentuales, se atribuye a tres factores directamente vinculados con las políticas del gobierno de Javier Milei: la desaceleración de la inflación, la estabilidad cambiaria y el fortalecimiento de la Asignación Universal por Hijo (AUH).
Si bien la cifra sigue siendo elevada, representa una mejora contundente respecto del punto más crítico del año pasado. Además, implica un retroceso de 8 puntos porcentuales respecto a la pobreza infantil registrada durante el último año del mandato de Alberto Fernández, consolidando así una diferencia estructural frente a la gestión anterior.
La mejora se explica por tres decisiones clave del Ejecutivo
El estudio, elaborado por las investigadoras Ianina Tuñón y Valentina González Sisto, pone el foco en la evolución del indicador a lo largo de dos años y advierte que la reducción de la pobreza infantil no fue un fenómeno uniforme en todo el país. Sin embargo, se observa un patrón claro de recuperación que coincide con el impacto de medidas adoptadas por el Ejecutivo: el freno a la inflación desde el segundo semestre, la estabilidad del dólar y la continuidad del proceso de valorización real de la AUH, complementado con la ampliación de la Tarjeta Alimentar para menores de hasta 17 años.
El informe subraya que «la tendencia positiva es probable que persista en el marco de la merma de la inflación y la actualización de las transferencias». No obstante, también remarca que serán necesarias políticas laborales para consolidar esta recuperación.
Los contrastes territoriales siguen marcando desigualdades
El documento refleja además la persistente disparidad regional, con un contraste que grafica la desigual distribución de oportunidades y recursos. Mientras la Ciudad de Buenos Aires exhibe el menor índice de pobreza infantil (27,1%), en Concordia la cifra asciende a un 75%, posicionándola como la más afectada del país.

El informe destaca que las regiones del AMBA, el Centro y la Patagonia registraron mejoras sostenidas entre 2023 y 2024, logrando situarse por debajo del promedio nacional al cierre del año. Entre las ciudades con mayor recuperación se encuentran el Gran Buenos Aires, Gran San Luis, Gran Córdoba, Viedma y Rawson.
Por el contrario, se señala un fuerte deterioro en zonas como Formosa, La Rioja, Gran Catamarca, Posadas, Gran Paraná y Gran Salta. En particular, Formosa escaló del puesto 25 al 8 en el ranking de pobreza infantil, mientras que La Rioja subió del puesto 17 al 5, en ambos casos durante la gestión de gobernadores aliados al kirchnerismo.
El antecedente: un 2023 en retroceso y una primera mitad de 2024 crítica
Según la UCA, entre el primer semestre de 2023 y el primer semestre de 2024 se produjo un deterioro generalizado en todos los aglomerados urbanos del país. El índice de pobreza infantil aumentó del 56,6% al 67,3%, producto del colapso macroeconómico, la aceleración inflacionaria y el desplome del poder adquisitivo. La ayuda social del último tramo del gobierno anterior resultó insuficiente para contener la crisis, a pesar de los incrementos en la AUH y en la Tarjeta Alimentar.

“El empeoramiento fue generalizado”, sostiene el informe, que señala cómo las familias con niños y niñas fueron las más afectadas por la caída de ingresos, incluso por encima del promedio general de la población. En contraste, la recuperación de la segunda mitad del 2024 marca un cambio de tendencia que el estudio vincula a la estabilización macroeconómica lograda por el nuevo gobierno, y que no se observaba durante el último año del Frente de Todos en el poder.

Advertencia: la pobreza seguirá alta sin mejores empleos
Pese a reconocer el impacto positivo de las medidas adoptadas por el gobierno de Milei, el informe advierte que la pobreza estructural infantil solo podrá reducirse de manera sostenida si se generan más empleos de calidad en el sector informal. Según explicó Ianina Tuñón, sin mejoras salariales en los hogares más vulnerables, “estos factores serán insuficientes por sí solos para alcanzar una merma por debajo del 38% o 40% más estructural a nivel de la infancia”.
En ese sentido, la investigadora concluyó que “se va a requerir trabajo para los adultos del sector informal con mejores salarios y mejor calidad de empleos”, para que el proceso de mejora no dependa exclusivamente de las transferencias.
La disminución de la pobreza infantil durante el segundo semestre de 2024 revela un giro claro respecto al colapso heredado y pone en evidencia que las medidas aplicadas por la actual gestión comienzan a mostrar resultados concretos, al menos en los indicadores más sensibles.