A lo largo de más de dos décadas, el tenis presenció una de las rivalidades más extraordinarias de su historia. Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic no solo se repartieron títulos y récords, sino que marcaron un antes y un después en el deporte. Si bien cada uno brilló con un estilo propio, también debieron convivir con comparaciones, tensiones y cierta rivalidad personal, especialmente entre el suizo y el serbio. Sin embargo, en el presente, Djokovic sorprendió al hablar de Federer con una enorme admiración, luego de años compartiendo el circuito ATP.
Fue durante una charla con Slaven Bilic, para la producción (Ne)uspjeh prvaka, donde Nole se refirió al talento como motor clave en la carrera de cualquier tenista. Allí, al mencionar a Federer, lo describió sin vueltas: “Perfección”. La contundencia de esa palabra no solo llamó la atención, sino que también reflejó un cambio en la percepción mutua entre dos leyendas que durante años fueron consideradas más antagonistas que colegas.
“Federer es la personificación del tenis”
“Estoy de acuerdo en que el talento es decisivo. Por eso dicen que Federer es la personificación del tenis: elegancia, estilo, facilidad en su juego. Es cierto. Perfección”, expresó Djokovic, resaltando que además de su plasticidad en la cancha, Federer también fue uno de los más ganadores de la historia, lo que realza su figura.
El actual número uno también reflexionó sobre las constantes comparaciones: “Dicen que tengo menos talento que Federer, pero eso no significa que no tenga talento. Tengo el mío, distinto, que me sirvió para lograr lo que logré. Cada uno aporta algo diferente y eso enriquece nuestro deporte”, sostuvo, dejando en claro que no hay una única fórmula para alcanzar la cima.
Un vínculo atravesado por la competencia
Más allá de los elogios, Djokovic también habló sobre su relación con Federer y Nadal en diálogo con 20minutos. Recordó cómo fue insertarse en un circuito que ya tenía ídolos consolidados y cómo, a pesar del respeto mutuo, la rivalidad no siempre fue fácil. “Es verdad que el público nunca me ha querido como a ellos dos. Yo era el tercero en discordia, el más chico, el que llegó diciendo que quería ser número uno. Quizá eso no gustó”, confesó con sinceridad.
Aun así, dejó en claro que nunca hubo animosidad real: “Que alguien sea tu mayor rival no significa que le odies. Siempre respeté a Nadal y Federer y nunca dije una mala palabra sobre ellos”, aseguró. También reveló que, con el tiempo, tuvo una mejor relación con Nadal.
Una rivalidad que se convirtió en legado
Hoy, con Federer y Nadal ya retirados, Novak Djokovic no solo es el último en actividad del histórico «Big 3», sino también el dueño de la mayoría de los récords. Sin embargo, lejos de sentirse en soledad o despreciar el pasado, abraza esa historia compartida como parte fundamental de su crecimiento.
El tiempo, la madurez y la distancia del fragor competitivo parecen haber transformado la rivalidad en gratitud. Y que el serbio, alguna vez señalado como el menos carismático del tridente, describa a su viejo rival como “perfección” no hace más que confirmar lo que muchos ya intuían: el respeto entre leyendas trasciende cualquier número o título.