En el marco del Jubileo de los Gobernantes, el papa León XIV mantuvo un histórico encuentro con parlamentarios de más de 60 países en el Vaticano. En un mensaje directo y cargado de sentido ético, el Pontífice advirtió sobre los peligros de una política deshumanizada y exaltó el valor de la función pública cuando está guiada por la honestidad, la justicia y el bien común.
“Una buena acción política puede contribuir a la paz”, afirmó el Papa, recordando que ejercer el poder con conciencia es una de las formas más elevadas de servicio a la sociedad.
Durante la audiencia en el Aula de las Bendiciones, el líder de la Iglesia Católica puso énfasis en el rol que los gobiernos deben asumir para proteger a los más vulnerables, y no dudó en señalar las graves desigualdades económicas como uno de los factores que alimentan conflictos armados en distintas partes del planeta.
“La inaceptable desproporción entre la riqueza de unos pocos y la pobreza de tantos no puede ser ignorada. Esa brecha genera injusticias persistentes que, tarde o temprano, derivan en violencia y guerra”.
Libertad religiosa, IA y la brújula de la ley natural
En su mensaje, León XIV también defendió con firmeza el diálogo interreligioso y la libertad de culto como bases imprescindibles para una convivencia pacífica. Destacó que la creencia en Dios, lejos de ser un obstáculo, puede ser una fuente de verdad y bondad para los pueblos si es acompañada de respeto mutuo.
Para orientar el ejercicio político, propuso como referencia común la ley natural, definida como “escrita no por manos humanas y válida en todos los tiempos y culturas”, clave para abordar dilemas éticos y sociales contemporáneos, como los vinculados a la privacidad y los derechos humanos.
La mención al desarrollo de la inteligencia artificial no pasó inadvertida. El Papa reconoció su potencial, pero advirtió:
“La IA debe ser una herramienta para el bien, no para reemplazar ni disminuir la dignidad del ser humano”.
El Pontífice llamó a proyectar estilos de vida más justos y saludables, especialmente para proteger a las generaciones jóvenes ante los nuevos escenarios tecnológicos.
Un llamado al coraje moral
En el tramo final de su discurso, el Papa evocó la figura de Santo Tomás Moro, considerado patrón de los gobernantes. Lo definió como un “mártir de la conciencia”, por haber defendido la verdad incluso a costa de su vida, e instó a los presentes a inspirarse en su ejemplo para ejercer el poder sin claudicar ante la corrupción o la conveniencia.
Con un cierre que combinó esperanza, firmeza y espiritualidad, León XIV impartió su Bendición Apostólica, recordando que la política, si es bien ejercida, puede ser “una fuerza transformadora al servicio de la paz, la justicia y la dignidad humana”.
