La tensión en Medio Oriente volvió a escalar dramáticamente este sábado luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmara que su país lanzó una ofensiva militar contra instalaciones nucleares en Irán. La operación se realizó en coordinación con Israel, en el marco de una campaña conjunta que busca frenar el avance del programa nuclear iraní.
Desde la Casa Blanca, Trump ofreció un mensaje a la nación en el que justificó la intervención y advirtió a Teherán sobre las consecuencias de no detener sus actividades nucleares. «Habrá paz o una tragedia para Irán«, sostuvo el mandatario, en su primera aparición pública tras el inicio de los bombardeos y luego agregó: «Recuerden, aún quedan muchos objetivos por alcanzar«.
Según fuentes del gobierno estadounidense, los ataques fueron «quirúrgicos» y tuvieron como blanco específico las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahan, donde agencias de inteligencia occidentales detectaron movimientos inusuales en las últimas semanas. Aunque no se detalló el alcance de los daños, el objetivo fue neutralizar infraestructura clave vinculada al desarrollo nuclear iraní.
«No permitiremos bajo ningún punto que Irán obtenga un arma nuclear», aseguró Trump durante su discurso. Además, señaló que el operativo fue planificado cuidadosamente para evitar víctimas civiles y limitar la expansión del conflicto, aunque advirtió que Estados Unidos “mantiene todas las opciones sobre la mesa”.
La ofensiva norteamericana se suma a la campaña militar que Israel lanzó el pasado 13 de junio, en una escalada regional que ya ha generado preocupación a nivel global. Naciones Unidas, la Unión Europea y gobiernos de distintos países hicieron un llamado urgente a la moderación y al diálogo diplomático para evitar una guerra a gran escala.
Irán amenazó a Estados Unidos
Desde Teherán, el régimen iraní condenó enérgicamente el ataque y prometió una respuesta. A través de un comunicado oficial, el gobierno de Ebrahim Raisi advirtió que “las represalias llegarán en el momento y lugar apropiado” y calificó la acción estadounidense como una “violación flagrante del derecho internacional”.
Este nuevo capítulo de confrontación entre Washington y Teherán marca el punto más álgido desde enero de 2020, cuando el asesinato del general iraní Qasem Soleimani por parte de Estados Unidos desencadenó una serie de amenazas cruzadas. Ahora, con un escenario aún más volátil, el mundo observa con preocupación los próximos movimientos de las potencias involucradas.
